C.F.S. es un comerciante bonaerense que hace casi cuatro años fue descubierto entrando al país desde Uruguay a través de la frontera Colón-Paysandú, con una importante cantidad de dinero oculto. Es su declaración argumentó que podía justificar cada billete que llevaba escondido porque es un comerciante fabricante de insumos eléctricos. Pero el problema era que el contrabando es el ingreso de divisas sin declarar, no sin justificar, como sí lo es el caso del lavado de activos. Por lo tanto, cuando el caso llegó recientemente a juicio, el hombre eligió la vía del juicio abreviado y aceptó ser condenado de dos años de prisión condicional.
El Tribunal Oral Federal de Concepción del Uruguay dictó la sentencia que homologó el acuerdo al que arribaron el hombre de 54 años, asistido por la defensora oficial Julieta Elizalde, con la fiscal general Milagros Squivo.
El hecho ocurrió el 22 de noviembre de 2017, en el asiento de la Sección Inspección Operativa del Puente Internacional General Artigas, alrededor de las 18. En el carril de ingreso al país circulaba una camioneta Toyota Hilux con C.F.S. y dos personas más. Una agente aduanera les preguntó si transportaban mercadería o dinero que tuvieran que declarar ante el servicio aduanero, y los tres respondieron que no. Igualmente les solicitó que bajaran del vehículo para realizar una revisión de los efectos transportados. Mientras revisaban, hallaron dentro de distintos bolsos y porta termos ubicados detrás de los asientos, varios fajos de dinero. Al requisar a los migrantes, encontraron más billetes adosados al cuerpo de C.F.S.. Se trataba de moneda nacional y reales, sin declarar, cuyo conteo arrojó la suma de 880.000 pesos y 33.000 reales.
En la planilla de aforo quedó registrado que el dinero secuestrado tiene un valor de 50.314 y 10.151 dólares, respectivamente.
En su declaración indagatoria, C.F.S. cuestionó que “en ningún nadie momento (la mujer de la aduana) me consultó si yo llevaba dinero o algo para declarar. Yo entregué mi bolso para que lo revise y le dije que ese dinero me pertenecía solo a mí, y que el dinero que estaba dentro de la camioneta, esparcido, era de mi amigo. Entregué mi bolso, cuando vieron tanta cantidad de dinero me detuvieron y me metieron dentro de una oficina. Quise dar explicaciones del dinero y me dijeron que no. Me detuvieron, y la agente de la Aduana llamó a su jefe para que venga a revisar más profundamente el vehículo; por eso en este momento vengo a declarar y aclarar la situación. El dinero me pertenece, es de mi empresa y me siento perjudicado. Yo por el dinero que lo necesito y mi amigo que tiene su camioneta de trabajo retenida, me trae muchos problemas familiares y económicos. Por eso necesito que se aclare lo más rápido posible esta situación. Mi empresa se dedica a fabricación de resistencias eléctricas, reductores y transmisiones. Tengo documentación para acompañar y que prueba el origen del dinero”, aseguró el hombre.
No obstante, el proceso judicial siguió adelante y terminó reconociendo la responsabilidad penal por el hecho y manifestó estar arrepentido.
De este modo, la jueza del TOF de Concepción, Lilia Carnero, impuso la pena acordada de dos años de prisión en suspenso por el delito de intento de contrabando de importación de divisas, además de la inhabilitación absoluta por el doble de tiempo de la condena para ejercer cargos públicos en Argentina. Asimismo, el dinero que intentó ingresar al país sin declarar, queda a disposición del organismo recaudador nacional.