Alexis Castro: la intimidad del Tigre finalista, la prueba que fue River y el duelo con Boca

Relajado, tranquilo… En la previa de la final de la Copa de la Liga con Boca, Alexis Castro podría emular a Riquelme y decir que recibió a Olé en el patio de su casa. O, como él lo definió, directamente su segunda casa. ¿Dónde? En Estrella de Maldonado, el club de Palermo de donde salió Maxi López, Andrés D’Alessandro, Marcelo Gallardo y él, entre tantos otros. “Me crie acá, tengo amigos y a toda mi familia. Cuando arranqué a jugar acá ni memoria tenía, habrá sido a los cuatro años”, empieza a relatar su historia, esa que hoy lo tiene en el presente siendo una de la figuras del Tigre de Diego Martínez, una de las revelaciones del fútbol argentino en este 2022.

-En Tigre debutaste y ahora volviste con el equipo recién ascendido, pero en pocos meses estás por jugar una final…

-Sí, era algo impensado, pero al mismo tiempo te digo que no me sorprende este presente del equipo. Tigre es un club al que le tengo mucho aprecio, lo seguí siempre, desde que me fui, seguí todo el proceso en la B y vi que siempre era muy superior a los rivales. Entonces, sabía que llegaba a un grupo con un año ya de trabajo, lo había visto, sabía cuál era la idea que tenían… Además, Diego (Martínez) me llamó y me dijo que quería contar conmigo. Fue un conjunto de cosas que me hicieron tomar la decisión y gracias a Dios hoy estoy viviendo este presente.

Ese presente lo tiene como una pieza clave del equipo de Victoria, que ya eliminó a River, nada menos que en el Monumental, y dejó en el camino a Argentinos, por penales, a pesar de su gol en el primer tiempo. “Uno siempre sueña con hacer goles en estas instancias, por suerte me viene tocando bastante seguido. Después salí y en el banco tuve que sufrir un poco, pero el grupo tuvo personalidad para sacar el partido adelante”, repasa los últimos días, que para él y todo el Matador, se parecieron bastante a una especie de montaña rusa.

-Vos fuiste campeón de la última Copa de la Liga con Colón…

-Sí, soy un privilegiado, pero nada es casualidad: es fruto de un trabajo incansable, de darme muchas veces la cabeza contra la pared, de no bajar los brazos… En los malos momentos uno se fortalece más y hoy estar viviendo esto, que me encuentro en un momento inmejorable de mi carrera, hace que todo valga la pena.

-Otro buen indicio es que en 2019 Tigre ya le ganó una final a Boca. Vos no estabas en ese plantel, pero ¿está presente ese recuerdo?

-Sí, quedan cuatro: Lucas (Menossi), el Pato (Galmarini), Marinelli y Prediger. Ayer, después del partido, casi ni hablamos porque fue puro festejo, pero seguro que en el transcurso de la semana se hablará al mismo tiempo que iremos preparando el partido.

-¿Qué partido te imaginás?

-Lo enfrentamos hace poquito (NdeR: Boca ganó 2-0 en Victoria), sabemos que es un equipo con grandes individualidades y eso hay que equipararlo con trabajo en equipo y lo que venimos haciendo en el campeonato. Es muy pronto todavía, pero calculo que buscaremos jugar nuestro partido, teniendo los cuidados que hay que tener por la clase de jugadores que tienen. Quizá no tenga un sistema de juego fluido, pero puede lastimar con las individualidades. Tenemos que compensar eso y hacer lo que nos trajo hasta acá.

-¿Cuánto tiene que ver Diego Martínez?

-Mucho, es un técnico que lo vive muy intensamente y hasta quizá por momentos te quejás un poquito… Pero la realidad es que también nos gusta porque lo mejor que le puede pasar al jugador es que un técnico te hable y te joda, porque eso quiere decir que confía en vos y te exige porque sabe que podés dar más. Con Diego sentimos eso… A mí me tocó tener a Beccacece o a Eduardo Domínguez, tipos que, cuando uno está abierto y tiene la humildad para aceptar lo que le dicen, te dan un montón de herramientas. Son técnicos que te hacen llevar a cabo una idea y confiar en lo que estás haciendo.

-Pueden ser un recién ascendido que salga campeón superando a River y Boca…

-¡Algo histórico! Ya haber llegado hasta acá es algo muy significativo para el hincha y para nosotros también. Obviamente vamos a ir por más, no nos queremos conformar, pero sabemos que tenemos que estar orgullosos de lo que venimos haciendo. Por eso venimos hablando de que tenemos que disfrutarlo porque no es algo de todos los días y tenemos merecido estar donde estamos.

-¿Disfrutar, parece imposible en el fútbol, pero esa es la idea en la previa?

-Voy a contar una intimidad: cuando arrancó el año, en la pretemporada, tuvimos una charla grupal en la que nos pusimos los objetivos, los escribimos en un papel y lo firmamos todos. Eso está pegado en el vestuario. Y al día de hoy, la mayoría los hemos cumplido, solo nos faltaría coronarlo…. Por eso vamos a preparar la semana con los dientes afilados para jugar una final pero sabiendo que tenemos que permitirnos soñar porque ya estamos a un pasito.

-¿Estaba llegar a la final?

-Eran varios puntos, debería chequearlo, pero puede ser, eh. Eran altos los objetivos porque sinceramente creíamos que teníamos un gran plantel, veíamos el potencial y queríamos tener la vara alta para no relajarnos y siempre ir por más…

-¿Alguna vez pensaron que se complicaba llegar hasta acá? No sé, cuando les tocó River, por ejemplo…

-(Sonríe) Nosotros siempre viajamos con Blondel y Magnin, en el auto de Pablo, porque vivimos los tres cerquita. Después del partido con River fue como que se hizo un silencio en el auto y Lucas medio que se rió y dijo: “Les ganamos nomás”. Y nos empezamos a reír los tres diciendo “sí, somos unos locos que le ganamos a River en el Monumental”. Esas son las cosas que nos quedan, ese día hicimos un partidazo y fue la prueba de fuego para saber si nos podíamos permitir soñar e ilusionarnos. Ahora ya estamos acá y trataremos de dejar todo para poder darle una alegría inmensa al hincha de Tigre.

Pablo Magnin, el delantero rockero, que estudia filosofía y no mira fútbol…

«La verdad, hay veces que Pablo te sorprende. Agarra y dice: ‘¿Quién es el chiquitito ese del City que juega bien, el 7?’ Y Pablo, es Sterling, 100 palos vale… Sale con esas cosas. Es un tipo de otro palo, digamos: le gusta la música, toca la viola, siempre el entrenador de arqueros, que también toca, lleva a la guitarra a las concentraciones y se ponen a tocar. Y después tiene todo el tema de la filosofía, te sale con frases, te empieza a analizar la vida… Hace poco, después de un partido le preguntaron por la felicidad de hacer un gol y dijo que no sabía qué era la felicidad, se puso hablar… La verdad es que es un loco divino. Y, además, juega re bien«.

Fuente: Olé

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