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Brasil: renunció el jefe de Seguridad por su accionar en el intento de golpe

El ministro jefe del Gabinete de Seguridad Institucional (GSI) de la presidencia brasileña, Marco Edson Gonçalves Dias, renunció este miércoles al cargo luego de que la prensa divulgara imágenes que ponen en cuestión la actuación del organismo durante el intento de golpe del ocho de enero. Su salida del gobierno se produjo poco después de una reunión con el presidente Luiz Inácio Lula da Silva, quien aceptó la renuncia. Se trata de la primera caída de un ministro en la actual administración, cuatro meses y 19 días después del inicio del mandato de Lula.

¿Qué muestran las filmaciones?

Gonçalves Dias presentó su renuncia pocas horas después de que el canal CNN Brasil divulgara imágenes de las cámaras de seguridad del palacio presidencial de Planalto en las que aparece en la sede de la presidencia el día de los actos golpistas. Al ahora exministro se lo ve inicialmente recorriendo los pasillos del tercer piso de la presidencia e ingresando al despacho del jefe de Estado, pero también se lo puede observar al lado de algunos de los manifestantes que invadieron las instalaciones, a los que al parecer les señala una salida de emergencia.

En otra imagen, uno de los asesores de Gonçalves Dias aparece conversando con los invasores del Palacio, saludándolos y hasta ofreciéndoles una botella con agua. Según el Gabinete de Seguridad Institucional, las imágenes reflejan «la actuación de los agentes de seguridad, cuyo objetivo, en un primer momento, era evacuar los pisos tercero y cuarto del Palacio de Planalto».

Gonçalves Dias era un militar muy cercano a Lula. Trabajó en la seguridad de la presidencia en los dos primeros mandatos del líder de izquierda y de su sucesora Dilma Rousseff, y se encargó de la seguridad de Lula durante la campaña electoral de 2022. Se convirtió así en el favorito para asumir el Gabinete de Seguridad Institucional. 

El cuerpo, sin embargo, estaba asociado en gran medida con el expresidente Jair Bolsonaro en los últimos cuatro años. El entonces jefe de gabinete, el general Augusto Heleno, redujo el cuerpo nombrando a militares de su confianza y con un fuerte rechazo al Partido de los Trabajadores (PT).

Esta fue una de las razones por las que, incluso durante los trabajos del gabinete de transición, el equipo de Lula decidió transferir la seguridad oficial del presidente de la GSI a la Policía Federal. Gonçalves Dias se convirtió entonces en blanco de duras críticas internas con el acto golpista del ocho de enero, cuando partidarios de Bolsonaro invadieron y destrozaron el Planalto, el Congreso Nacional y la sede del Tribunal Supremo. Algunos aliados de Lula señalaron que hubo inacción del GSI durante los ataques.

Gonçalves Dias tenía previsto comparecer este miércoles ante la Comisión de Seguridad Pública de la Cámara de Diputados para dar explicaciones sobre los acontecimientos del ocho de enero, luego de un pedido aprobado en marzo por los diputados. A último momento, tras la divulgación de las imágenes, el general alegó problemas de salud y canceló su participación.

El secretario ejecutivo del ministerio de Justicia, Ricardo Cappelli, será el encargado de asumir la jefatura del GSI de manera interina. Cappelli ya había sido designado interventor de la seguridad pública de Brasilia poco después de la asonada del ocho de enero. En su cuenta de Twitter destacó que asumía temporalmente el Gabinete de Seguridad Institucional «con equilibrio, firmeza y el compromiso habitual con Brasil».

«No habrá impunidad»

Poco antes de anunciar la renuncia del ministro, la presidencia de Brasil divulgó un comunicado en que subrayó que la participación de militares en los actos golpistas está siendo investigada por la Corte Suprema desde el 27 de febrero y afirmó que todos los responsables serán sancionados. 

La nota remarca que los actos golpistas se produjeron tan sólo una semana después de que Lula asumiera el mandato y que, por ese motivo, en el momento aún había en los equipos de seguridad de la presidencia varios miembros de la gestión anterior. 

«La orientación del gobierno permanece idéntica: no habrá impunidad para los involucrados en los actos criminales del ocho de enero«, expresa el comunicado. Hasta el momento fueron detenidas 2.151 personas, entre las cuales figura una treintena de militares

Siguen en la cárcel unas 300 personas y el resto fue excarcelado, pero responderá a las acusaciones en libertad, bajo estrictas medidas cautelares. Este martes, la Corte Suprema inició un juicio de admisión de cargos contra los primeros 100 acusados, que concluirá el próximo lunes. 

Un Ejército «renovado»

Por la mañana, antes de que se conociera la renuncia de Gonçalves Dias, el presidente de Brasil encabezó las celebraciones del Día del Ejército, en un acto de un fuerte simbolismo luego del intento de golpe de la ultraderecha. La ceremonia tuvo como único orador al comandante del Ejército, el general Tomás Ribeiro Paiva, quien subrayó el papel institucional de esa fuerza, sobre la cual dijo que le «debe respeto a la población, a las instituciones y, sobre todo, a la Constitución».

El mensaje del general Paiva pareció aludir a los últimos cuatro años, un período en el que el entonces presidente Jair Bolsonaro, capitán de la reserva del Ejército, intentó en más de una ocasión sumar a las Fuerzas Armadas a sus continuos ataques contra las instituciones democráticas. El general fue enfático y aseguró que el Ejército «es una institución de Estado, apolítica e imparcial», cuya misión es «la defensa de la patria, la independencia, la república y la democracia». 

Lula, junto al ministro de Defensa, José Mucio Monteiro y el general Paiva, presidió la ceremonia y desfile de tropas en el Cuartel General del Ejército, en Brasilia. También asistieron los presidentes de la Cámara de Diputados, Arthur Lira, del Senado, Rodrigo Pacheco y del Supremo Tribunal Federal, Rosa Weber, además del Fiscal General de la República, Augusto Aras. Llamó la atención la presencia del excomandante del Ejército, Eduardo Vilas Boas, un feroz crítico de Lula en el pasado.

Se trata del primer evento que Vilas Boas comparte con Lula luego de que, en 2018, llamara a la población brasileña a «repudiar la impunidad», el día antes de una resolución clave de la Corte Suprema sobre el entonces detenido expresidente. Un libro publicado en 2021 reveló que ese tuit amenazante fue elaborado por todo el Alto Comando del Ejército y divulgado a tiempo para aparecer en el «Jornal Nacional», el noticiero de mayor audiencia de Brasil.

Paiva fue designado comandante del Ejército en enero por Lula luego de la destitución del general Julio César Arruda, por su presunta complicidad con los activistas que el ocho de ese mes invadieron las sedes de los tres poderes. La agenda castrense sigue las directrices de un documento interno de las Fuerzas Armadas difundido por el diario Folha de Sao Paulo, que dice que el Ejército necesita generar mayor credibilidad reforzando su imagen no partidaria y apolítica.



Fuente: Página 12

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