Llegar a la NBA, para el basquetbolista medio de todo el mundo, es el summum, entrar en el poster que tenía pegado en la pared de su habitación desde chico. En Estados Unidos, Argentina y hasta en Nauru (país de 21 km cuadrados de extensión en Oceanía; alguien debe jugar al básquet ahí…).
Otra cosa es mantenerse y ser feliz. Se sabe y se escucha: es difícil llegar y más duro, quedarse. Y durísimo, jugar, ser protagonista, integrar el equipo habitual.
Todos saludan a Campazzo, la figura del partido vs. uruguay.
Ringo Bonavena pintaba lo cruel del boxeo al decir que “suena la campana y hasta el banquito te sacan”. Pues bien, la NBA también puede llegar a serlo. Facundo Campazzo, en entrevista con Olé, lo admitía. Apenas llegó, le dieron la llave del estadio. A la temporada siguiente (luego de una primera de titular), ya no solo quedaba fuera de los suplentes, sino de los suplentes de aquellos (casi como el banco de Bonavena). Sin embargo, el base le metía para adelante, esperando una chance que quizá nunca iba a llegar; y no llegó. ¿Habrá otra?
El cordobés, es lógico, tendrá la cabeza en ese tema, porque, nada menos, es su futuro. Sin embargo, no todo resulta preocupación en su presente, ya que hay una camiseta que lo aleja de una posible frustración y lo lleva a un estado de gracia: la argentina.

Campazzo jugó poco en Denver esta temporada.
Campazzo jugó este sábado su primer partido con la Selección tras los Juegos del 2021. Fue en el amistoso ante Uruguay. No solo resultó figura, sino que lideró y se lo vio pleno, en sus dominios. Contento.
Está claro que es más sencillo meterle 29 a la Celeste (su promedio en Denver fue de 5,1) que a los Lakers, aunque no todo pasa por nivel, sino por sensaciones, estados de ánimo, la mística de un equipo.
Lo mismo que sucede hoy en el fútbol con un seleccionado armónico y feliz, la base para que se den los resultados. ¿O no hubo una época en la que Messi y Cía. parecía que la pasaban mejor en sus clubes que con la Selección? Y así nos iba…
Fuente: Olé