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Castigar a Leyendeker, y a todos

La importancia de algunos fallos va más allá del caso puntual que se aborda, y radica en que, según la expresión que se utiliza en Derecho, sientan jurisprudencia. ¿Qué significa? Sucede cuando de una serie de sentencias judiciales concordantes o de una sentencia judicial única, es posible extraer una norma general que oriente e influya la decisión de casos futuros.

Este sería, aparentemente, el principio jurídico que inspira al Tribunal de Disciplina en el caso de la lesión que el defensor de Agropecuario, Milton Leyendeker, le causó a Exequiel Zeballos.


Milton Leyendeker, el jugador que lesionó a Zeballos.

Desde esta columna acompañamos un castigo fuerte, que sea disuasivo de agresiones como esta, para que las transgresiones graves no queden impunes pero, y más aún, que no se repitan. Una sanción grave al infractor que sea en un futuro utilizada como antecedente para casos similares, sería un avance.

Y la novedad es que por esa gravedad, la sanción se extienda a todo tipo de competiciones, y no solo a la Copa Argentina, donde recién empezaría a tener efecto en la próxima edición. O sea, Leyendeker podría seguir jugando, ya el martes, en la Primera Nacional y empezaría a cumplir cuando Agropecuario volviera a jugar esa copa (si es que aún está en ese equipo; si no, podría no pagarla nunca).

Si el Tribunal está tomando ese camino (ya dispuso una suspensión provisoria), significa que en el reglamento de penas existen los instrumentos para aplicar. Y en todo caso, lo que nos preguntamos es por qué, si existían, no se habían aplicado nunca antes.

La patada que lesionó a Zeballos (Télam).

La patada que lesionó a Zeballos (Télam).

Porque otro principio consagrado por los libros de Derecho es que la ley sea pareja para todos, y los fallos no respondan solo al clamor mayoritario de la opinión pública contra un jugador ignoto de un equipo con escasa historia.

Será justo que Leyendeker tenga una dura sanción, y que el fallo sea modelo para replicarlo en adelante, cualquiera sea la camiseta del infractor.

Fuente: Olé

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