La sesión del Honorable Concejo Deliberante se realizará al aire libre para todo público en las escalinatas de acceso al Museo Regional Palacio Arruabarrena, Entre Ríos y Ramírez, este viernes 13 de diciembre a las 20.00 hs. Allí se tomará juramento primero a Alfredo Francolini como Viceintendente y Presidente del Concejo Deliberante, y luego a Enrique Cresto como Presidente Municipal de Concordia, quien asume su segunda gestión.
Además, el emblemático edificio cumple 100 años de su construcción, por lo que junto a la ceremonia de juramento se realizará un espectáculo artístico y cultural para disfrutar en familia y revivir la historia del Palacio Arruabarrena.
La afrancesada mansión representa un trozo de París incrustado en América Latina por un productor agropecuario que amasó su fortuna exportando desde el entonces considerado «granero» del mundo. La enorme casona es testimonio de una Argentina en la que imperaba el modelo agro exportador.
La historia del palacio es la de su dueño inicial, el estanciero Juan Bautista Arruabarrena , que allá por 1920, enamorado de la residencia donde se alojaba en sus frecuentes viajes a París, no tuvo mejor idea que comprar los planos y encargarle al arquitecto Gabriel Dulin y al constructor Luis Pepey que le levantaran una idéntica en la esquina de Entre Ríos y Ramírez en Concordia, Todos los materiales fueron traídos del viejo continente. Por su estilo, el edificio se inscribe en el neoclásico francés. Pasó por distintas e incluso estuvo a punto de ser demolido.
Aunque en un principio el palacio fue ocupado como residencia particular de Arruabarrena con su esposa y sus días hijos, a causa de la muerte de este en 1926 por una enfermedad hoy curable. Por la relación de la familia con el presidente de facto Pedro Pablo Ramírez, entre 1943 y 1944, derivó en la venta de la mansión al Ministerio de Guerra. En consecuencia, se convirtió en sede del Ejército Argentino hasta mitad de la década del 70.
Cuando el Ministerio de Guerra prescindió del lugar, una comisión de vecinos logró evitar que se demoliera y, tras un trámite engorroso, la propiedad pasó al municipio.
Los concordienses comenzaron a llamarlo palacio, porque para esa época, de casa chatas, techos de dos aguas, semejante mansión era ponderada como un verdadero palacio. El acto del día de hoy el palacio como patrimonio común del pueblo, el mismo que ha elegido democráticamente a su intendente .