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Expectativa mundial por la caída de un cohete chino a la deriva: ¿puede impactar en Argentina?

El cohete chino Long March 5B avanza sin control hacia la Tierra a una velocidad de 27.600 kilómetros por hora. Mientras se estima que entrará a la atmósfera terrestre este fin de semana, aún se desconoce si sus restos se desintegrarán al hacerlo o si impactarán contra la superficie del planeta, y en caso de que ocurra esto último, en qué punto sucederá. Aunque no se descarta que pueda ser en una zona habitada, los expertos coinciden en que el riesgo de que alguien salga lastimado es “extremadamente improbable” y llaman a la calma. 
 Nuestro país está incluido en la probable zona de caída, pero de todos modos se presume que los restos que lleguen a tocar la superficie terrestre lo hagan sobre el mar, que cubre el 72% del planeta. 

La trayectoria del Long March 5B puede ser seguida en vivo desde multitud de sitios de Internet.
Será uno de los reingresos no controlados más grandes de las últimas décadas, tras la conmoción que provocaron las caídas de la estación espacial Skylab en 1979 y del satélite ruso Cosmos 954 el año anterior.

Zona de caída La posible zona de caída está restringida por la trayectoria del cohete, que se mueve con una inclinación hacia el Ecuador de unos 41,5 grados. 
 Esto significa que es posible excluir que los escombros puedan caer más al norte que aproximadamente 41,5 grados de latitud norte y más al sur que 41,5 grados de latitud sur.
“Muy baja probabilidad de daños” “La probabilidad de causar daños es extremadamente baja”, insistió el vocero del Ministerio de Relaciones Exteriores, Wang Wenbin, al señalar que “la mayoría de los componentes se destruirán” al entrar en la atmósfera. 
 Las autoridades “informarán de la situación de manera oportuna”, agregó, luego de que ayer expertos militares estadounidenses señalaron que el cohete Long March 5B podía caer en la superficie entre mañana y el domingo.

Incidente China lanzó el primero de los tres elementos de su estación espacial, la CSS, que fue propulsado por un cohete Long March 5B, y es el cuerpo de este cohete el que aterrizará en los próximos días. 
 Tras la separación del módulo espacial, el lanzador comenzó a orbitar el planeta en una trayectoria irregular, perdiendo altura lentamente, haciendo casi imposible cualquier predicción sobre su punto de entrada a la atmósfera, y por tanto de su punto de caída. 
 El cohete Long March 5B no es el primero en el que China pierde control de un componente espacial que regresa a la Tierra. Su laboratorio espacial Tiangong-1 se desintegró al reingresar a la atmósfera en 2018, dos años después de que dejó de funcionar, aunque las autoridades chinas negaron haber perdido control de la nave.

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