En 1915, después del asesinato de Jean Vilbrun Guillaume Sam, el presidente de Haití en ese momento, Estados Unidos decidió enviar tropas al país caribeño con la excusa de que ayudarían a mantener el orden y lograr una estabilización. Se quedaron hasta 1934. Ahora, tras un episodio similar, el gobierno interino haitiano recurrió a la Casa Blanca para buscar apoyo en medio de la crisis, lo que volvió a poner el foco en la política exterior de Washington hacia Puerto Príncipe.
La crisis actual desatada a partir del asesinato del presidente Jovenel Moïse hace temer que este sea un nuevo episodio en un vínculo que nunca resultó ventajoso para Haití.
La relación entre Estados Unidos y Haití es espinosa desde el inicio. Mientras el país del Caribe comenzaba a buscar su independencia a fines del siglo XVIII, Estados Unidos apoyó a los franceses, recordó este sábado el sitio Vox. Con temor a que el levantamiento de los esclavos haitianos sirviera como ejemplo para los que estaban en territorio nortemericano, Estados Unidos tardó décadas en reconocerle la independencia, mucho más que Francia.
Luego, en el siglo XX, llegaron las intervenciones. Nunca una ocupación de Washington hacia Haití –la de 1915 no fue la última– tuvo efectos positivos para la nación caribeña, una de las primeras en el continente en dejar de ser colonia europea, pero la más pobre del hemisferio occidental actualmente. En la década de 1990, el país norteamericano volvió a invadir para reponer en su puesto al presidente Jean-Bertrand Aristide. Hoy, Estados Unidos es el principal donante de un país que, especialmente desde el devastador terremoto de 2010, depende de los poderes extranjeros y de los organismos internacionales.
Tras el asesinato de Moïse, el primer ministro haitiano Claude Joseph pidió que Estados Unidos enviara tropas al país. El pedido no cayó bien en su propio país, en el que la legitimidad de Joseph también está en duda. Pero además avivó el recuerdo de las anteriores intervenciones.
En los años recientes, Estados Unidos prefirió mantenerse al margen de la situación de Haití. Cuando Moïse asumió en 2017, un año después de ser elegido, su llegada a la presidencia coincidió con el inicio del mandato de Donald Trump. Durante su gobierno, el republicano apoyó a Moïse principalmente porque el haitiano respaldaba su campaña contra Venezuela y Nicolás Maduro. Pero cuando cambió el gobierno en Estados Unidos a principios de 2021, la nueva administración demócrata se limitó a aceptar el argumento de Moïse de que todavía le quedaba un año por gobernar, aunque sectores de la oposición haitiana esgrimían que el mandato ya había terminado.
Concentrado en la pandemia y preocupado más por la política exterior hacia China y Rusia, el actual presidente estdounidense Joe Biden prefirió dejar a Haití en un segundo plano. Se limitó a enviar una partida de 75,5 millones de dólares al país caribeño, que serían destinados a salud, educación, desarrollo de la agricultura y las actividades previas a las elecciones previstas para este año. También paró la deportación de haitianos y restableció el estatus de protección migratoria para quienes vengan de ese país.
Sin embargo, la noticia del asesinato de Moïse obligó a la Casa Blanca a volver la mirada hacia el Caribe. “Estados Unidos ofrece sus condolencias al pueblo de Haití y estamos listos para ayudar mientras continuamos trabajando por un Haití seguro”, dijo Biden en un comunicado tras el asesinato.
En medio de las críticas hacia lo que la administración estaba haciendo en cuanto a política exterior sobre el país caribeño, reapareció un video de Biden de una entrevista de 1994. “Si Haití se hundiera silenciosamente en el Caribe o se elevara 100 metros, no importaría muchísimo en relación a nuestros intereses”, había dicho ese año.
Obligada a dar una respuesta más fuerte ante la crisis en Haití, la Casa Blanca insistió en los últimos días que “Estados Unidos continúa atento y envuelto en consultas estrechas” con sus socios “para apoyar al pueblo haitiano después del asesinato del presidente”. El gobierno también dijo que enviará personal del FBI y del Departamento de Seguridad Nacional a Puerto Príncipe “tan pronto como sea posible para evaluar la situación”, según informó la secretaria de Prensa, Jen Psaki. “Fortalecer la capacidad de las fuerzas de seguridad de Haití es una prioridad clave de Estados Unidos. Lo era antes del asesinato de hace unos días y continúa siéndolo”, dijo.
La Casa Blanca también adelantó que enviará cinco millones de dólares para “fortalecer la capacidad de la Policía Nacional Haitiana para trabajar con las comunidades para resistir a las pandillas”. El envío de tropas, en un momento en que Biden está más concentrado en retirar las que estuvieron en Afganistán por dos décadas, por ahora no está previsto.
Fuente: Página 12