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Día del Nutricionista: de qué se trata la educación alimentaria nutricional

Cada 11 de agosto, en toda Latinoamérica, se conmemora el nacimiento del médico argentino Pedro Escudero, pionero de la nutrición.

En la década del 30 el doctor Escudero creó la carrera de esa especialidad en el país, fundando el Instituto Municipal de la Nutrición (actual Escuela de Nutrición de la Universidad de Buenos Aires) y la Escuela de Dietistas. Sus lineamientos sirvieron para el desarrollo de planes similares a lo largo del continente.

La nutrición es uno de los pilares de la salud y el desarrollo. En personas de todas las edades una nutrición mejor permite reforzar el sistema inmunitario, contraer menos enfermedades y gozar de una salud más robusta.

Educación Alimentaria Nutricional en la primera infancia

La Educación Alimentaria Nutricional es un proceso dinámico de cambio donde las familias y su comunidad adquieren, reafirman sus conocimientos, actitudes, habilidades y prácticas. Además, consigue despertar una conciencia más responsable y racional en los procesos de producción, selección, adquisición, conservación, preparación y consumo de los alimentos, de acuerdo a sus pautas culturales, necesidades individuales y la disponibilidad de recursos en cada lugar.

Según un estudio realizado por Centro de Estudios Sobre Nutrición Infatil (CESNI), en los últimos 20 años la mesa de los argentinos y argentinas ha atravesado un proceso de creciente monotonía alimentaria. Esto generó un doble efecto: por un lado, una profunda deficiencia en la ingesta de nutrientes esenciales para el organismo. Por otro, una marcada tendencia al consumo de alimentos que no otorgan grandes beneficios a la salud.

Ante esta problemática, hace ya varios años en nuestro país se dio inicio al programa Educación Alimentaria y Nutricional (EAN), cuyo objetivo principal es lograr que las personas adquieran hábitos de alimentación saludable. Para alcanzar esta meta, se pensó a la educación como medio de transmisión ideal para lograr la internalización de estas prácticas y su continuidad en el tiempo.

Sabemos que incorporar alimentos saludables a nuestra dieta es importante para lograr una mejor calidad de vida, salud y bienestar. Aun así, la mayoría de las veces recurrimos a un consumo de alimentos con bajos valores nutricionales por diversos factores (precios bajos, accesibilidad en el mercado, efecto de la publicidad en las propias necesidades de consumo, etc.).

Ante esta problemática social, el EAN busca lograr un cambio alimentario voluntario y sostenido en el tiempo, mediante el cual las personas no sólo desarrollen buenas prácticas con respecto a su alimentación, sino también mejoren su calidad de vida.

Teniendo en cuenta que las necesidades y posibilidades de consumo no son las mismas en todos los estratos sociales, el proyecto busca brindar herramientas para que las personas puedan elegir adecuadamente sus alimentos, contemplando en todos los casos los factores económicos, nutricionales, culturales y afectivos.

Poniéndose como objetivo la efectiva corrección de las formas de consumo hacia una alternativa saludable, el EAN plantea que la mejor estrategia para abordar este cambio es por medio de la educación. De esta forma, se asegura que incorporando en el imaginario colectivo la idea de consumo saludable, las personas pueden comenzar a tomar decisiones adecuadas en cuanto a su alimentación.

Su particularidad consiste en que estas acciones de educación alimentaria nutricional impacten sobre las prácticas cotidianas de cada persona, incluyendo ámbitos personales, familiares, institucionales y comunitarios.

Se sostiene que una alimentación saludable no debe ser únicamente una práctica única y personal, sino que debe estar propiciada por un ambiente que las acompañe y las promueva. Por eso, la escuela y la familia –que son espacios en donde se forman los hábitos- se ubican en un lugar de gran importancia para generar verdaderos cambios, sobre todo en los más chicos. Estas abren la posibilidad de lograr un aprendizaje duradero, basado en la construcción y transmisión de saberes en entornos que resultan cotidianos.

SEGURIDAD ALIMENTARIA

En el marco de la Ley 25.724 del 2003 que creó el Programa Nacional de Nutrición y Alimentación que establece como deber indelegable del Estado garantizar el derecho a la alimentación de toda la ciudadanía, el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, implementó el mismo año el Plan Nacional de Seguridad Alimentaria (PNSA) para posibilitar el acceso de la población en situación de vulnerabilidad social a una alimentación adecuada, suficiente y acorde a las particularidades y costumbres de cada región del país.


Según establece la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), la seguridad alimentaria de una familia o comunidad contempla distintos componentes como la disponibilidad de alimentos y acceso suficiente
a los mismos; buena selección; correcta elaboración, manipulación y conservación; adecuada distribución dentro del grupo familiar; y buen aprovechamiento por el organismo.

En consecuencia, la ejecución del PNSA involucra en sus líneas de acción los aspectos necesarios para asegurar, promover y acceder a la seguridad alimentaria. Además, capacita en educación nutricional para garantizar el derecho de las comunidades al acceso a información científica, culturalmente aceptada y pertinente.

Entre las acciones más importantes podemos mencionar la implementación de tarjetas magnéticas, a través de las cuales
el Estado transfiere dinero para que las familias elijan libremente los alimentos que quieren comprar de acuerdo a sus gustos
y hábitos. De esta manera, recuperamos el derecho a comer en casa, pudiendo elegir qué y cómo comer.


Las titulares de derecho de esta acción son aquellas familias con niños y niñas menores de 14 años, embarazadas, personas
con discapacidad y adultos en condiciones socialmente desfavorables y de vulnerabilidad nutricional. Así, se favorece no sólo la autonomía en la selección, se promueve la comida en familia y, como se ha estudiado, aumenta el acceso a alimentos frescos (frutas, verduras, leches, yogures, quesos y carnes, entre otros).

Por otra parte, a partir de la presentación de proyectos se transfieren fondos a los estados provinciales, destinados a reforzar la alimentación de niños y niñas en edad escolar; así como también se fortalece el trabajo de organizaciones sociales que brindan prestaciones alimentarias y desarrollan actividades en espacios comunitarios. Estas acciones son acompañadas con
actividades de educación alimentaria nutricional y promoción del desarrollo infantil y familiar, destinadas a técnicos locales, referentes comunitarios y familias.

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