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LA VIDA EN ITALIA A PARTIR DEL CORONAVIRUS

Como una visión de un futuro próximo, desde Argentina vemos cómo Italia ha pasado ser de uno de los destinos turísticos más elegidos por nosotros y por el resto del mundo, a ser noticia diaria por la situación crítica que viven sus habitantes desde que la pandemia de coronavirus llegó a su tierra.

Al día de hoy, se registran en Italia 101991 casos de infectados, 11660 de muertos y 14620 de recuperados según los datos brindados por la Organización Mundial de la Salud.

Los y las italianas se encuentran en aislamiento obligatorio desde el 9 de marzo. La fecha de fin está fijada para el 14 de abril, aunque ya hipotetizan con una prolongación.

El pueblo de Colle Val d’ Elsa a 80 km de Florencia, es uno de los tantos focos donde el virus se ha instalado, por lo que vecinos y vecinas de allí están teniendo que cambiar radicalmente sus vidas para sobrellevar la situación. Como en muchos casos, comenzó a partir de un solo caso que desencadenó la propagación a una escala cada vez mayor. El primer caso positivo fue un carnicero reconocido del lugar, por lo que familia, clientes y allegados fueron poco a poco creando una red de contagio que, por ahora, tiene como única forma de protección el aislamiento.

Como casi toda primera reacción, en Italia pensaron que era un problema ajeno, lo veían con falsa tranquilidad al cancelar sus vuelos con China, y la realidad los apabulló con una inmensa cantidad de infectados pocos días después de conocer el primer caso a finales de enero.

 Ahora, con un luto nacional por las pérdidas, se han tratado de establecer vínculos más fuertes entre los vecinos venciendo la paranoia y el miedo de un principio. Comunicaciones virtuales más frecuentes son una de las formas de contención que encuentran, con la característica de que muchas personas viven solas, por lo que dejan en lugares visibles los números de sus familiares o personas de confianza para cualquier circunstancia lamentable que pueda suceder y que sucede a diario.

Queda poca gente que no tenga un tío, una prima o cualquier familiar que no esté contagiado o que no haya fallecido a causa de esta pandemia. En Italia la situación de centenares de muertos diarios se condice con una guerra, esta vez contra un enemigo invisible.

Al igual que acá, también crecen las tensiones y las ansiedades en cada casa, en cada hogar: estudiantes sin poder volver a su lugar de origen, familias desintegradas sin poder verse, parejas que están compartiendo la totalidad de las horas en ambientes ínfimos. La violencia y el maltrato son peligros mucho más cotidianos y difíciles de prevenir.  

La pandemia está cambiando las relaciones, las formas de vida y nos pone a prueba en cada momento para no caer en las actitudes más repudiables de la individualidad. Los lazos comunitarios, la solidaridad y la contención son indispensables para afrontar esta flagelación que se está llevado miles de vidas en todo el mundo.

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