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Preocupación por la creciente «feminización de la pobreza»

El contexto de la pandemia profundizó la crisis económica el año pasado. Los indicadores socioeconómicos muestran que el impacto en las mujeres y en la pérdida de sus ingresos, fue mayor.

El contexto de la pandemia profundizó la crisis económica el año pasado. Los indicadores socioeconómicos cerraron el año con cifras que mostraban una lenta recuperación, pero aún así el impacto en las mujeres y en la pérdida de sus ingresos, fue mayor. Las tareas domésticas aumentaron de forma considerable durante los meses del teletrabajo, así como asumir la tarea de ayudar a los niños a recibir educación de forma virtual.

El primer factor preocupante es la feminización de la pobreza, término que se asocia a que la población con menores ingresos es, en su mayoría, femenina. “Hay una sobre-representación femenina en los grupos poblacionales de menores ingresos. En cambio, a medida que aumenta el ingreso de las personas hay una masculinización de la riqueza. Esto sucede no sólo en Argentina sino en todo el mundo”, explicó Candelaria Botto, economista y coordinadora de la organización Economía Feminista.

El informe indica que “aun cuando se consideran los ingresos personales, es decir, aquellos compuestos por la totalidad de los ingresos de una persona (ingresos laborales de la ocupación principal y secundaria e ingresos no laborales, como por ejemplo jubilaciones, pensiones, renta, cuota por alimentos, entre otros), la brecha entre varones y mujeres se ubica en el 28%”.

La diferencia entre dos salarios que desempeñan una misma tarea o se encuentran en una misma escala a causa del género, es un eje más de la violencia estructural que denuncia el movimiento feminista.

Según el último informe del centro CEPA, para el segundo trimestre de 2020, caracterizado por pleno contexto de aislamiento, las mujeres destinaron 70% más de su tiempo a tareas de cuidado. De esta manera, se profundizó la brecha que ya se registraba entre la cantidad de horas que dedican los hombres y las mujeres al trabajo no remunerado a un 97%. Por otro lado, las mujeres que hicieron teletrabajo duplicaron las horas destinadas al trabajo no remunerado, unas 8.87 horas más que los hombres en tareas diarias de cuidado.

Las mujeres dedican menos horas al trabajo remunerado (y muchas más al trabajo gratuito), y nos insertamos en profesiones con mayor carga de cuidados como docencia, salud, trabajo doméstico”. Lo que sucede con estas profesiones, entonces, es que “tienen menores salarios relativos que otras con la misma cantidad de años de estudio y experiencia”.

Además de esta situación, se constata la pérdida de ingreso de las trabajadoras vinculadas a las economías populares por cómo ha sido afectado el trabajo de calle, de venta en ferias y especialmente el de las trabajadoras de casas particulares. Hay otra cuestión que es el aumento del trabajo doméstico, tanto en los hogares como en el trabajo doméstico territorial comunitario para enfrenar las urgencias de la crisis.

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