La festividad de cada 8 de enero será virtual. No se permitirá el ingreso.
Dos fuerzas de seguridad (Gendarmería Nación y la Policía de la Provincia) y el aparato municipal mercedeño fueron desplegados desde el lunes para evitar aglomeraciones en el predio donde se rinde culto al Gaucho Antonio Gil, a la vera de la Ruta 123 cerca de la ciudad de Mercedes.
La pandemia y la flexibilización social respecto a los cuidados derivaron en esta tarea en conjunto que incluye el vallado del predio y el estricto control de paso en una zona que, para esta fecha en otros años, presenta un complicado escenario de tránsito días antes del 8 de enero, fecha que se recuerda al correntino oriundo del Paiubre. La popularidad de la veneración lleva a que gran cantidad de personas llegadas desde distintos puntos del país y el exterior concurran para esta fecha a la zona, marcando muchas veces un pandemónium que dura casi una semana.
El lunes la situación era normal, pero los responsables del predio sabían de antemano las medidas que se tomarían ya que desde hace un mes se conoció la decisión. Sin embargo, y pese a saber que esto estaba en marcha, los fieles llegaron hasta el altar de Antonio Gil hasta ayer. Incluso con una particularidad: devotos oriundos de México alcanzaron a saludar a la imagen y desplegaron la bandera de su país.
Pero esa presencia tuvo fecha de salida: la Comuna informó que los asistentes tenían plazo hasta las medianoche de ayer para retirarse. Y así lo hizo cumplir, con restricciones estrictas que, de todas formas, serán puestas a prueba desde hoy y hasta el viernes, día de la festividad correntina, con fuerte impacto en la población del Gran Buenos Aires que, en su mayoría, llega hasta Corrientes en cada enero.
Las aglomeraciones, se sabe, fueron la principal fuente de contagio y en Corrientes se buscará evitar que la covid-19 tenga un foco en Mercedes.