«Va a ser muy duro», dijo el ministro de Economía, Martín Guzmán, cuando comenzaba a preparar a su audiencia para la definición de los escenarios en los que se planteará la reestructuración de la deuda. «En 2020 no es realista ni sostenible que haya una reducción del déficit fiscal», dijo sin cambiar el tono e hizo saltar por los aires las especulaciones sobre un ajuste encubierto. «No se apunta hacia eso, las medidas tomadas buscan restablecer una secuencia que vaya creando un espacio para las políticas expansivas que necesitamos». El Plan Alimentar, la política contra la pobreza, los planes de auxilio a las pymes y a los jubilados que cobran la mínima emergieron en el primer plano.La
«Si no se hiciese nada, si mantenemos la inercia del mismo modelo de estos años, recién en 2026 alcanzaríamos el equilibrio fiscal, convergiendo hacia un superávit muy bajo recién para 2030. En ese caso, no estaríamos resolviendo nada (en lo interno, en lo social) ni habría acuerdo posible (en lo externo, frente a la deuda)». No lo dijo, pero se refería al modelo de Nicolás Dujovne y Cambiemos: no resolver nada y seguir endeudándose
«Un proceso complejo, con mucho dinero en juego y gente que está jugando muy fuerte», describió el ministro en su discurso, «Varias partes involucradas y todos son responsables: el Fondo Monetario es responsable por la crisis de deuda y la crisis económica que Argentina está viviendo hoy, es importante entenderlo y no olvidarse, porque es importante tener memoria», apuntó sin cambiar el volumen de su voz.
Recordó que «cuando la situación estaba bien caliente, hubo una cambio de conducción en el FMI que ha sido refrescante», aunque aclaró que todavía queda «un largo trayecto por recorrer» en esa relación. Sobre los bonistas externos, tras volver a advertir que no van a condicionar la política económica argentina, remarcó que «apostaron a un modelo que fracasó, aunque cubriéndose con tasas de interés altas por ese riesgo». En una negociación «realista y sostenible, van a sufrir frustraciones». Un modo elegante de invitarlos a ceder.
Guzmán puso sus cartas sobre la mesa, e invitó con respeto a todos a definir de qué lado de la mesa se ponen. El cuadro de situación que describió es grave, el sendero a recorrer es un camino de cornisa y encima los tiempos apremian. Con respaldo de la oposición o sin ella, con dirigentes empresarios y sindicales comprometidos o no, en los próximos días empieza esta batalla.
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