Se trata del comedor que funcionaba en las instalaciones anexas a la Parroquia Inmaculada Concepción de Concordia. Cada sábado concurrían más de 260 personas. Cerró sus puertas el pasado viernes 6 de marzo por lo que voluntarios y voluntarias critican la medida.Más de 250 personas iban cada sábado a buscar su comida desde hace 11 años.
Uno de los voluntarios, Juan Ferla, uno de los voluntarios que impulsaron este comedor detalló que «se acercaba gente del barrio San Agustín, de Villa Busti, de Carretera de la Cruz, de Gruta de Lourdes, entre otros lugares”.
Consultado sobre el motivo del cierre de este comedor, el entrevistado explicó que el pasado viernes 6 de marzo “nos encontramos con que el padre José Luis Bogado (a cargo de la parroquia) nos llamó para decirnos que había cambiado el tema y ahora no íbamos a seguir recibiendo gente ahí», lamentándose Ferla porque por la inmediatez del aviso «no nos dio tiempo ni siquiera de avisarle a la gente”.
Según las palabras que brindó Ferla “esto ocurrió así porque iba gente humilde y desprolija a la iglesia y dentro de toda esa gente que venía, hay chicos que son alcohólicos, drogadictos, un grupo de 10 personas que no podíamos echar porque también son hijos de Dios y no los podemos desatender por estas cuestiones”.
Abonando esta hipótesis, Ferla entiende que «el párroco lo hizo así para que la iglesia no se vea sucia de alguna manera, porque es mejor recibir gente bien vestida y agradable que estar con los pobres», reprochando esta acción porque «todos somos hijos de Dios, no solamente la gente que tiene para comer” reflexionó Juan. Insistiendo en que en el caso de la gente que concurría al comedor de los sábados “es gente que necesita este alimento, no es una necesidad material como la vestimenta o algo más”.