Lo anunció el presidente de Nucleoeléctrica, José Luis Antúnez, en una entrevista con Télam. Resaltó la vigencia de la primera central a construir con financiamiento y tecnología china de uranio enriquecido, y la segunda de agua pesada y uranio natural de larga tradición en el país.
La empresa Nucleoeléctrica Argentina SA (NASA) prevé iniciar la construcción de Atucha III, la cuarta central atómica de la Argentina, a partir de junio de 2022, y dos años después hacer lo propio con la quinta central del llamado «proyecto nacional», que será recuperado tras ser dado de baja en 2017.
Así lo anunció el presidente de Nucleoeléctrica, José Luis Antúnez, en una entrevista con Télam, en la que resaltó la vigencia de la primera central a construir con financiamiento y tecnología china de uranio enriquecido, y la segunda de agua pesada y uranio natural de larga tradición en el país.
Los siguientes son los tramos principales de la charla con Télam:
José Luis Antúnez, presidente de la empresa Nucleoeléctrica Argentina SA (NASA).
– Télam: ¿Qué ocurrirá con el futuro de las centrales de generación en esta nueva gestión al frente de Nucleoeléctrica ?
– José Luis Antúnez: Luego de un período de paralización, el plan de Nucleoeléctrica Argentina retoma el proyecto de dos centrales nucleares, en la misma dirección de la idea original hasta fines de 2015. Las circunstancias financieras nos obligan a reconsiderar el orden, por lo cual el nuevo programa será lanzar lo antes posible el proyecto que ya tiene financiamiento y después continuar con el propio, pero con sólo dos años de diferencia.
La cuarta central va a ser de uranio enriquecido y la quinta va a ser la nueva central de uranio natural y agua pesada. Dos centrales que sumarán 1.800 Mw (megavatios) a nuestra potencia instalada, lo cual es prácticamente duplicar lo que tenemos hoy.
– T: ¿Cómo será el proceso de cierre del acuerdo con China y cuándo podrá comenzar la construcción de Atucha III?
– JLA: En un panorama realista, nuestra idea es cerrar el contrato con la contraparte china hacia fin de este año y en los siguientes seis meses hay que completar los prerrequisitos para acomodar el proyecto dentro del tratado país-país, porque no nace de una licitación publica internacional. Se deben determinar la razonabilidad del precio, las condiciones concesionales favorables para el financiamiento y las condiciones técnicas. Todo eso va a llevar otros seis meses. Con lo cual el inicio del proyecto cuarta central en el terreno se puede estimar en junio 2022, y a partir de ahí son ocho años de construcción.
– T: ¿Qué cambios están negociando respecto al acuerdo original que se tenía hasta 2015 ?
– JLA: Al completar nuestro Gobierno a fines de 2015, los dos proyectos estaban lanzados, algo que hoy cuesta describir. Habíamos hecho un consorcio entre la Compañía Nacional Nuclear China (CNNC) y Nucleoeléctrica para hacer entre ambos los dos proyectos como diseñadores y arquitectos ingenieros, en conjunto y financiado en su totalidad por China, como parte de un acuerdo único país-país. Pero todo eso se disolvió.
Los cambios ahora del proyecto es que tendremos un contrato EPC de ingeniería, compras y construcción bajo responsabilidad de la compañía nuclear China, y en el que NASA va a tener su papel de operador y propietario. A ese contrato estamos procurando introducir algunas cláusulas que favorezcan a la industria y la tecnología nacional, en particular en cuanto a la provisión de elementos manufacturados, lo cual para una primera central de tecnología nueva es muy difícil, pero vamos a tratar de fomentar lo máximo posible la utilización de la industria nacional.
La quinta central del llamado «proyecto nacional», será recuperado tras ser dado de baja en 2017.
– T: Y en cuanto a la transferencia de la tecnología tipo Hualong…
– JLA: El contrato va a incluir la transferencia a la Comisión Nacional de Energía Atómica de la tecnología para la fabricación nacional del combustible para esta futura central de uranio enriquecido que la Argentina no produce, pero el combustible va a ser fabricado en el país. La mano de obra local de ingeniería y construcción y el resto de profesionales que maneja el proyecto va a tener muchísimo trabajo, pero la industria metalmecánica, eléctrica y la química nacional es la que tiene menor participación en un proyecto nuevo, de una tecnología aún no utilizada y que carece de la base industrial.
Es por eso que sacamos del estado de cancelación el proyecto de uranio natural y agua pesada y lo volvimos a colocar en el Programa Nuclear Argentino como la quinta central, pero lo vamos a programar de una manera distinta.
– T: ¿De qué manera está pensada esa quinta central ?
– JLA: Debido a la estrechez financiera vamos a hacer la ingeniería del proyecto nacional empezando por los componentes a adquirir en el país, es decir que mucho antes de lanzar las obras vamos a haber lanzado las compras de componentes y esperamos hacerlo comenzando 2023. De esa manera ocuparíamos a esa industria proveedora de componentes nucleares que es esencial porque son proyectos de larguísima vida y que sólo en repuestos y reemplazos, la industria tiene un sustente por mucho tiempo.
La primera central a construir con financiamiento y tecnología china de uranio enriquecido.
– T: ¿Y hasta 2023 cómo se sostiene la industria local tan especializada?
– JLA: Para eso pensamos un puente hasta cuando comencemos a comprar componentes locales. Y ahí recurrimos a dos proyectos que necesitamos y que vamos a ejecutar con la industria nacional. Una de ellas es extender la vida útil de Atucha I, que ya lleva 47 años funcionando a la perfección y para el que vamos a recurrir al máximo de la producción local de los componentes y repuestos que hagan falta.
Y el otro proyecto que ofrecemos es la construcción de la nueva planta de almacenamiento en seco, similar a la que estamos finalizando. Algo central porque los elementos combustibles usados en las centrales nucleares se almacenan durante largos periodos en piletas y luego en almacenamientos en seco, y aunque parezca mentira Atucha II ya lleva siete años desde el arranque del reactor y vamos a tener elementos combustibles dentro de tres o cuatro años con necesidad de aliviar la carga sobre las piletas.
Extensión de vida útil de Atucha I
La Central Nuclear Atucha I inició la etapa final del proceso de extensión de su vida útil, tras 47 años de funcionamiento, una obra que demandará una inversión de US$ 300 millones y que permitirá extender su operación hasta más allá del 2040 con sus actuales 350Mw (Megavatios) de generación.
«Atucha I tiene que parar en 2024 y necesitábamos iniciar el proyecto de extensión de vida ya porque hay que empezar a fabricar lo que hay que reemplazar. Y ese proceso acaba de comenzar con la designación de la gerencia de proyecto», anunció el presidente de Nucleoeléctrica Argentina, José Luis Antúnez.
En una entrevista con Télam, el histórico directivo que presidió la empresa entre 2005 y 2014, se refirió a los planes de un sector estratégico «después de un periodo en el cual el plan nuclear fue raleado», según la definición de Antúnez sobre los cuatro años de la gestión Cambiemos.
«Tenemos este proyecto muy grande que es la extensión de vida de Atucha I, una obra que vamos a ofrecer a la industria nacional para poder participar hasta que llegue el momento del pleno funcionamiento del proyecto nacional«, tal como se conoce a la quinta central argentina.
En ese sentido, destacó la participación de las empresas locales de larga experiencia en la industria nuclear: «Cambiamos la forma de hacer la obra porque la idea de la administración anterior era concretar el proyecto con una fortísima participación extranjera, nosotros lo haremos al revés».
«Lo vamos a hacer con tecnología nuestra y a la par de otra obra muy importante que es el almacenamiento en seco, ambos proyectos están en el orden de los 300 millones de dólares cada uno que esperamos gastar en pesos», aseguró Antúnez.
La afirmación tiene sustento en la experiencia adquirida tanto en la terminación de Atucha II que salió el equivalente de unos 3.400 millones de dólares, y se concretó en un 93% con componente nacional pagado en pesos.
«Aquel fue un fenómeno irrepetible por el caso muy particular de que todo lo importado estaba almacenado. Pero cada uno de los dos proyectos en marcha va a tener mucho mas del 50% de componente nacional«, aseguró.
Si bien la primera central atómica argentina detendrá sus 350 Mw de generación en 2024 durante 25 meses, el proyecto de la extensión de vida debe comenzar antes para planificar los requerimientos y los aspectos que se podrían modificar para hacer más eficiente el próximo período de vida que podrá alcanzar entre los 15 y los 20 años.
«No tenemos previsto sumarle potencia porque ya Atucha I, que es la mitad de Atucha II y Embalse, ha sido una maravilla porque se diseño para 250 Mw, y ya durante la construcción comenzó a subir la potencia y medio siglo después está entregando 350 Mw, que veremos si es su límite técnico», detalló el presidente de NASA.
La Central Nuclear Atucha I, Presidente Juan Domingo Perón, inició su construcción en junio de 1968 y se convirtió en la primera central nuclear de potencia de América Latina, al ser conectada al Sistema Eléctrico Nacional en marzo de 1974.
Desde entonces, la planta generadora ofrece su energía al sistema desde la margen derecha del Río Paraná de las Palmas, a 100 kilómetros de la ciudad de Buenos Aires en la localidad de Lima, partido de Zárate.
Si bien es la primera central argentina, todos sus sistemas de seguridad fueron actualizados y cumplen con las exigencias locales e internacionales.
«Alcanzar un 15% de generación nuclear sería un buen objetivo»
Las dos nuevas centrales nucleares que relanza el Gobierno nacional a través de la Comisión Nacional de Energía Atómica y la empresa Nucleoeléctrica Argentina (NASA) permitirán duplicar la oferta de generación eléctrica en torno de los 3.500 Mw (Megavatios), en un proceso para alcanzar un 15% de la matriz eléctrica.
Así lo planteó el presidente de Nucleoeléctrica, José Luis Antúnez, un Ingeniero Electromecánico recibido en la Universidad de Buenos Aires, al analizar que «la matriz energética eléctrica en la Argentina sigue tradicionalmente al PBI, con 1,2 punto de crecimiento por cada punto de producto«.
En lo que va de 2021 el sistema nuclear está representando en el mercado eléctrico una oferta de entre el 8 y el 10%, aunque Antúnez aclara que «en el actual momento de demanda eléctrica baja, por poco que se reactive la industria va a bajar un poco más la participación actual»
«En el mundo esa participación es del 10%. Rara vez lo nuclear ha pasado ese margen de la demanda, así que fijarse al futuro ir al promedio general de las naciones desarrolladas en el orden del 15% nuclear sería un buen objetivo«, sostuvo el experto en una proyección ambiciosa teniendo en cuenta que distintos estudian hablan de duplicar la generación eléctrica para dentro 20 años.
Los dos grandes proyectos que Nucleoeléctrica tiene previsto para su construcción, conocidos como la cuarta y la quinta central nuclear, permitirán sumar 1.100 Mw con la tecnología de uranio enriquecido y 700 Mw con la tecnología de uranio natural y agua pesada que es la largamente desarrollada en el país.
«En el camino de estas dos centrales que tienen un plazo de construcción de ocho años cada una, se debería ir planeando lanzar una central cada cinco años, es decir coincidir con la mitad del plazo de producción de la anterior para aprovechar mejor los recursos», afirmó el titular de NASA.
Las tres centrales nucleares en operaciones -Atucha I y II más Embalse- aportan al Sistema Argentino de Interconexión 1.700 MW, una experiencia tecnológica que permitió el desarrollo de ingenieros y especialistas en la materia de más de 200 empresas que fueron desafectadas por los cambios introducidos en la planificación entre 2016 y 2019.