«No, no, no, éste es un lujo. En el camión de mi viejo a veces dormíamos cuatro en un lugar para dos y en otras, alguno atrás, donde estaba la lona. Caía la escarcha y te congelabas. Este tiene calefacción, TV…».
A Lionel Scaloni, su nueva vida en el predio de la Selección le trae nostalgias del pasado, recuerdos de una pasión que permanece intacta, ese costado poco conocido del entrenador de la Selección Argentina. Allí, descansando en uno los 17 motorhomes que habitan en Ezeiza como nuevo bunker anti-Covid, el Leo DT reorganiza sus sueños de Mundial y de Copa América, pero también viaja directo hacia aquéllos tiempos felices del Turismo Carretera. Y en la charla con Olé, a pocos días de que se inicie la dura competencia, recupera a ese «pibe fierrero y fanático de Ford».
-¿Cómo es esa historia?
-Yo estoy acostumbrado a dormir así, en un motorhome, desde que iba a ver el Turismo Carretera, así que no me cambia mucho, de verdad. Incluso, te podría decir que está bueno, es cómodo. También es cierto que sólo vamos ahí para dormir, para descansar, no es que estás 24 horas. Después, el resto del día, tenemos una sala grande aireada, donde trabajamos con el cuerpo técnico. Pero es una opción que tuvimos que barajar porque aunque el predio de AFA es enorme, no alcanza con tanta gente que hay alrededor de la Selección. Igual, somos unos privilegiados ante esta situación. Este lugar es de primer nivel, la envidia de los predios de Selecciones. Conozco varios y es así.
-¿Qué recordás de aquellos fines de semana de TC?
-Yo iba con mi viejo, mi tío y mi hermano. Desde que tenía diez o doce años hasta que llegué a jugar en Primera en Newell’s, iba a todos lados. Soy fanático de Ford de toda la vida. Íbamos a las carreras en Bolívar, Santa Teresita, La Plata, Balcarce, Junín… Y dormíamos así, en un motorhome o en el camión de mi viejo. Recuerdo que fue en Junín, sí en Junín, que nos quedamos dormidos afuera, cayó el hielo, la escarcha y nos morimos de frío. Es una época que recuerdo mucho. Ver el TC, a esas bestias corriendo…
-¿Y qué piloto te gustaba? ¿Sos seguir el TC ahora o ya no?
-Sigo igual, soy fierrero de toda la vida. Mi época era la del Ford de Lalo Ramos, del Gurí Martínez, siempre apoyando a ellos. Era muy fanático de verdad. De hecho, si me preguntás algo de los motores de la época, yo explicaba bien lo que eran. El Ford tenía el caño de escape a la derecha, el Chevrolet a la izquierda… Reconocía mucho de todo eso. Siempre me gustó.
-¿Sos más fanático del TC que de otra categoría?
–Sí, soy un fanático en sí del Turismo Carretera, para mí es la pasión de Argentina, la cultura nuestra de ir a ver las carreras, pasar el finde con la familia, el asado, ir en carpa, en el motorhome, con el auto y la casa rodante enganchada atrás. Yo viví un montón de eso, íbamos casi todos los findes. Una vez jugué en Rosario contra Huracán en Reserva un sábado, terminó, agarramos el auto y nos fuimos a Santa Teresita, donde se que corría el TC. Ocho o nueve horas, viajando de madrugada para llegar, ver la carrera y pegar la vuelta, porque al otro día había que entrenar. Pero me apasiona, me apasiona… Últimamente no puede ir por todo esto, pero me apasiona.
-¿Y te subiste a un auto? ¿No te generó todo eso la inquietud de correr?
-Si soy soy fierrero de chiquito es porque mi viejo siempre estuvo atrás de los autos, de los camiones, del taller y todo eso. Y siempre fui un apasionado de la velocidad, aunque últimamente dejé de tener autos de velocidad, porque te vas a haciendo grande, vas teniendo hijos y la verdad es que pensás mucho más en todo eso. Pero de pibe era un loco, no valoraba estas cosas, siempre buscaba los autos rápidos. He tenido la posibilidad de estar cerca de los coches, de ir a ver las tiradas del Ford de Lalo Ramos y de Walter Hernández en esa época, me apasionaba realmente. Es la categoría que mueve a los argentinos.
-¿Y hoy a quién seguís?
-A Mariano Werner. A mí siempre me gustó el Gurí, que es la bandera de Ford de los últimos años. Pero ahora está Mariano, que son de la misma ciudad. También siempre me apasionó cómo piloteaba De Benedictis, Johnny De Benedictis. En esa época los autos no tenían control de tracción y él salía de costado en todas las chicanas. También viví los últimos años de Pincho Castellano y su Ford naranja. Son épocas que no sé si se van a volver a repetir, porque los coches eran muy distintos a los de ahora. Esos tipos sí que manejaban, el Flaco Traverso mismo… Te hacían divertir.
-Y hablando de pasiones, ahora también te conocemos otra: la bicicleta.
-La de la bici sale de escapar de la locura que genera dejar de jugar al fútbol. Vos dejás de jugar al fútbol y estás hecho pedazos. A nivel físico también, porque lo que sucede con la mayoría de jugadores que han jugado a ciertos niveles por muchos años, es que cuando dejás tu físico y tu cuerpo te piden que te sigas entrenando. ¿Y qué pasa? No estás para entrenar máximo nivel. Te vas a jugar un partido con tus amigos y al otro día te cuesta, eh.
-¿Y cómo apareció la bici?
-De repente, un día yendo al colegio de los nenes allá (en Mallorca), me encontré con Carlos Moyá, que es el entrenador de Rafa Nadal y lleva sus hijos al colegio donde van los míos. Y me dijo: «vente un día a andar en bici». A mí me había pasado que en las pretemporadas de julio, pasaban el tour de Francia, y eso en Europa es cultura. Mis compañeros se ponían a ver eso y yo decía: «estos tipos, ocho horas arriba de la bici…». A mí no me gustaba. Pero resulta que acepté la invitación, llevé al Caño Ibagaza incluso, que se había retirado en la misma época y… La verdad es que la primera vez que agarré la bici, al otro día no me podía mover, me dolía todo. Claro, me dolía todo porque yo nunca había hecho bici, pero estaba intacto de lo que era la rodilla, el tobillo, porque no tenés impacto. Entonces, dije: «mirá qué buen deporte».
-Y no paraste más…
-Me fui comprando otras bicis, le vas agarrando el ritmo y te das cuenta que es un deporte que no tiene ninguna contraindicación y que sólo tiene beneficios. Quemás calorías, te entrenás contra vos mismo porque vas vos solo ahí arriba, entonces, vos te conocés el nivel, tu ritmo, hasta dónde podés llegar. Pero lo que tiene de bueno, es que vos hoy hacés dos horas, pero al otro día podés hacer otras dos horas, quizás a un ritmo menor, cambiado las marchas, pero lo podés hacer. Y eso te mantiene vivo, te mantiene bien.
-Además, hace bien a la cabeza.
-Sí, claro. De hecho, yo a todo el cuerpo técnico lo tengo así, ahora todos tienen bici. Ayala tiene, Samuel y Aimar también. Y claro, para nosotros de verdad es un buen escape y una buena solución. Y para cuando dejás de jugar, en ese momento tan chocante, yo tuve la suerte de encontrar esta solución, que no digo que sea mi pasión, pero que sí que me ayuda a estar tranquilo, a bajar lo decibeles, a decir: «bueno, me entrené, mi día en parte está hecho». Antes, cuando jugaba, me iba a la mañana a entrenar, cuatro o cinco horas, volvía a mi casa, descansaba y ya pensaba en el entrenamiento del otro día. Después, eso te falta, no tenés qué hacer a la mañana o a la tarde. Había que buscar un escape y a mí me pegó por esto.
-¿En el predio de AFA tenés un circuito para hacer? Por ejemplo, el Loco Bielsa tenía uno para correr…
-Lo hice una o dos veces, por el predio 1, el predio 2… Lo que pasa es que hay tanta gente trabajando, que ya me pasó una vez con el famoso accidente, que dije: «lo voy a obviar». Por eso ahora me traje el rodillo, para hacer bici en el gimnasio. Es una base y es como andar en bici real, con cambios y todo, pero no salís. Imitás todo los circuitos que querés, si vos hacías el Tour de Francia, con una aplicación lo hacés igual pero estando en tu casa o acá el gimnasio. Es espectacular. No tenés el aire, no tenés nada, pero lo hago acá y por lo menos tengo el día un poco hecho.
-¿Y la bici la usás para tu vida cotidiana o sólo para entrenar?
-Hoy a todo lo que está cerca, voy en bici. Antes, para mí 10 km en bici era una locura. Ahora lo hacés, cinco km de ida y de vuelta, no es nada y es mucho más cómodo.Con el carril que hay, con las comodidades que hay… Es el futuro. Hoy está la bici eléctrica también. En uno, dos o cinco años el 90 por ciento de las bicis van a ser así. Entonces, pude andar una persona de 20 años y también una de 75, con la ayuda de la electrónica, que se va a entrenar con diferentes niveles, pero va a poder ir al lado tuyo subiendo una montaña. Es algo maravilloso. Ya estoy pensando que en una cierta edad, voy a poder seguir haciendo bici.
-¿En la calles de Mallorca, cuando vas en bici, la gente te reconoce? Acá sería más díficil que puedas hacerlo…
-Sí, me reconocen porque yo jugué ahí. No sé si saben que estoy entrenando, algunos me reconocen sólo porque jugué ahí, otros me preguntan qué hacés de tu vida… Mallorca es bastante especial. El mallorquí no invade, es muy tranquilo. Pero cuando voy a mi pueblo, por Pujato, por Casilda, también lo hago. Salgo por ahí, por Coronel Arnold, hay una ruta para andar. Y tengo un grupo de ciclistas ahí en Casilda que cuando puedo, me invitan y salgo a andar con ellos. Yo no tengo problemas. Al final, soy el entrenador (de la Selección), pero no pasa nada. Incluso nos parábamos a tomar ahí una Coca Cola en un bar, cuando se podía, lo normal…
-Sucede que acá estamos acostumbrados al jugador andando en auto de alta gama, con vidrios polarizados. No sería común ver en bici al DT de la Selección…
-Pero esto tiene que cambiar. Mirá, se los dijimos mil veces a los pibes y no me voy a cansar de decírselos: ellos son sólo jugadores de fútbol. El que se cree que es más que un jugador de fútbol porque la gente lo reconoce, está equivocado. No te podés creer más de lo que sos. Un ejemplo; si una persona trabaja en la construcción, vos no sos más que ella porque vos jugás al fútbol y jugás bien. No lo veo, nosotros a ellos se los dejamos claro y este grupo ha entendido ese mensaje.
-¿Es algo que tienen en cuenta para armar el plantel?
-Sí, a pesar de que creemos que traemos a los mejores, también miramos mucho esto. Es muy importante para un grupo, para los nuevos, para los que vienen por primera vez, que vean muchas de estas cosas. Cómo te reciben, cómo te hablan… Si ese jugador que vos veías que era un fenómeno, encima es un tipazo y alguien simple, es mejor. En mi caso, no sé si no tomo conciencia sobre el lugar donde estoy o si realmente sí lo hago, pero lo tomo natural. Decidí ser entrenador, hoy estoy en la Selección y no por eso tengo que ser más o menos que otro. Si yo me creyera más que otra persona, sería totalmente estúpido y un error inigualable, que no me lo perdonaría nunca, aunque sé que no me va a pasar. Mirá, una vez acá en el predio una persona me dijo, no me lo olvido, pero para negativo: «A partir de ahora son una de las personas más importantes de Argentina». No le dije nada, pero me pareció… no digo ridículo, pero no tenía ningún sentido. De corazón lo digo. Ser entrenador en un país futbolero, que vive por el fútbol como lo viven los argentinos, no significa que sea más que nadie. Es un error que tenemos que corregir. Y empezar por lo que tenemos que dar el ejemplo.
-¿Y Messi te ayuda en esa construcción? En la intimidad, nos pasó en la nota con Olé por los 25 años, es un pibe simple, te trata como uno más. Y es el mejor del mundo.
-Yo lo que valoro de él, además de lo que es como jugador, es que el que lo conoce de verdad sabe cómo es y cómo piensa. Como es un chico que vende tanto, muchos le ponen tópicos… Se pueden decir muchas cosas, pero sinceramente hablamos con el cuerpo técnico y a veces es impresionante cómo lo lleva de natural, de bien. Es para sacarse el sombrero. Todo lo que ha generado y genera, lo que es y lo que hizo, es no sólo porque juega bien al fútbol, sino por lo que es como persona. A ver, una pregunta…
-Cuál.
-¿Cuántos años lleva él en el máximo nivel y cuántos deslices ha tenido? Yo no sé. Es impresionante cómo lo lleva de bien. Es un chico que cuando llega a su casa, todo el mundo le quiere sacar una foto, siempre tiene que tener buena cara, estar a disposición, y el 99% de las veces lo hace, está a disposición. Es para valorar. Es el primero que cuando el entrenador necesita una mano, está. Siempre ha intentado hacer lo que el entrenador dice, en eso no tengo nada para decir. Pero a nivel humano es donde tiene nuestro apoyo porque es ahí donde marca la diferencia.
«Que él diga éste (jugador) sí o éste no, es una locura que no sé de dónde agarrarla, no tiene sentido…». Lionel se pone enérgico cuando habla de Lionel. Lo moviliza la pasión, como en la mayoría de los temas, pero en este caso, algo más: contrarrestar prejuicios, preconceptos, que ponen a Messi en la mesa de todas las decisiones en general pero a la hora de armar un equipo, en particular. Scaloni no sólo desmiente, rechaza, descarta: también se mete de lleno en cómo está hoy su capitán, la bandera de la Selección, su mejor jugador.
-A Leo se lo vio, bajo tu conducción, más líder que otras veces. Incluso, en la Copa América pasada, con rebeldía, con esas críticas duras a la Conmebol…
-Lo que pasa también es que lo que ocurrió en esa semi con Brasil es para que cualquiera se vuelva loco. Ese partido quedará para la historia y quedará grabado. Pero es ahí donde yo digo que si lo conocieran realmente, se darían cuenta de que él es así. Pasa que antes había jugadores de más experiencia, que tenían el rol que él tiene ahora. Esto va por etapas. Cuando venís por primera vez a la Selección, hay jugadores que hace diez años que están, vas pasando las etapas y te vas haciendo cada vez más líder. Pero yo te aseguro que él es el que más sangre tiene, el que más quiere ganar, el que más le duele perder, no tengo dudas.
-De todos modos, hoy parece más cómodo en ese rol.
-Pasa que se va sintiendo cada vez más importante. Aunque siempre le decimos que, desde nuestra óptica y perspectiva de este cuerpo técnico, lo que queremos es que disfrute, que juegue al fútbol, que sea feliz. Creo que ahí radica la cuestión. Porque cuando termine la carrera, a él o quien fuera, le quedarán los momentos en los que fuiste feliz e hiciste disfrutar a la gente. Después, gana uno. Y los argentinos tenemos bastante claro que al final gana uno. Hoy en día el fútbol es tan competitivo que es difícil ganar. Siempre le digo que la pase bien y que disfrute cada entrenamiento.
-Vos, desde el discurso, más allá de que sea el capitán, el mejor, el que tiene más balones de oro, siempre le sacaste presión en ese sentido.
-No es sacarle presión, porque presión estos chicos no creo que tengan. Sí tienen un deseo de querer ganar con la Selección y de querer disfrutar de estar acá. Para nosotros es muy importante llegar a eso, disfrutar el proceso. Si no sos capaz de disfrutar dónde estás, seguramente tengas algo perdido. Vengo a pasármelo bien, lógico a competir, pero siempre a intentar pasarla bien, con ganas, con alegría… Y dejando de lado lo que se pueda decir o lo que la gente externa que no quiere que nos vaya bien, pueda decir. Yo creo que tanto Leo como los demás compañeros que están acá, entendieron ese mensaje. Y hoy vienen, se entrenan y no están todo el día pensando si juego o no, o si no gano qué pasa…
-En la nota con los 25 años de Olé, también, Leo nos contó que él siente que en la Selección se está dando una comunión diferente después del palazo de Rusia. ¿Vos que estuviste en el proceso de Rusia, también lo ves así?
-Desde que estoy en la Selección como jugador, tanto en Juveniles, en la Mayor, como ayudante y ahora entrenador, nunca vi una Selección desunida. El que viene, siempre da lo mejor. Sí es verdad es que cuando vos llevás muchos años y te ponés objetivos en tu cabeza, si no se van cumpliendo, te vas frustrando. Y eso es donde nosotros trabajamos, desde la simpleza y el mensaje, para que se lo saquen de la cabeza. Hoy vamos a un Mundial donde hay 32 selecciones y gana sólo una. Si vas pensando que sólo te vale ganar el Mundial, que sólo te vale llegar a la final, que si no es un fracaso, seguramente tu cabeza no te ayude. No tengo dudas de que es así. Hoy nosotros lo hemos eliminado.
-¿De qué forma?
-El jugador viene acá sabiendo que Argentina es una Selección importante, pero que no tiene ningún compromiso de ganar o de salir campeón. Porque no lo tiene ninguna selección. Hoy el entrenador de Francia, que es el último campeón del mundo, seguro no va a decir que es favorito a ganar el próximo Mundial, no lo diría así. O Luis Enrique no diría que España va a ganar la Eurocopa. Porque hoy está todo tan difícil, que es imposible decir eso. Ahora, si vos te ponés en tu cabeza que sólo vale ganar, seguro es un extra que te ponés y no te va a ayudar. Nosotros sabemos que Argentina tiene un buen equipo y que tenemos que tener nuestras armas, pero que siempre hay un rival y siempre está la posibilidad de no ganar.
-¿Cada cuando hablás con Messi? Cómo es tu relación cotidiana, fuera del ámbito de la Selección.
-Sólo hablamos cuando realmente creo que hace falta. Con ningún jugador somos invasivos. Sí cuando hay algo extrafutbolístico, como todo esta pandemia, los llamamos para saber cómo estaban sus familiares o conocer la situación de cada uno. Ahí sí que estuvimos cerca. Y en el caso de Leo un poco más, porque al ser el capitán, por ahí le tenés que comentar cómo es una concentración, o un viaje, pero no mucho más que a los demás. Pero esto con él lo que venimos haciendo hace rato: Leo tiene que sentir que es un jugador de la Selección y no debe decidir ni cómo, ni cuándo se viaja, ni cuándo hay que ir a tal lado o a otro. Eso es fundamental. Él solo se tiene que dedicarse a jugar al fútbol y ya con eso basta.
-Un mito que pesa sobre las grandes figuras con respecto a la relación con sus entrenadores es cuánto influyen en el equipo. ¿Leo es de preguntar o no? Porque debería ser normal que el mejor jugador hable con su técnico sobre cómo jugar.
-Yo como entrenador hablo con De Paul, con Paredes, con Messi, con Lo Celso, con Ocampos, con Nico González, con Lautaro… Les digo vamos a jugar así o así. Eso no significa que un jugador te pueda decir… En el caso de Leo es imposible. Si hay algo que yo puedo decir, y lo puedo hacer a boca abierta, es que nunca, nunca, se metió en una alineación. Es una locura decir eso. Es inviable. Yo lo puedo decir tranquilo, en ese sentido es imposible, se ha dicho cada burrada, que me parece que alguien tendría que salir a decir, y si lo tengo que salir a decir yo para defenderlo, lo voy a hacer, porque es una locura, algo que no entra en la cabeza de nadie. Él se dedica a jugar y a jugar con sus compañeros, al que le ponga. Con unos se entiende mejor que con otros, pero porque dentro de la cancha no todos entienden al mejor del mundo. Eso así, es normal. Ahora que él diga éste sí o éste no, es una locura que no sé de dónde agarrarla, no tiene sentido…
-¿Cómo estamos de cara a las Eliminatorias y la Copa América? ¿Qué balance hacés?
–Creemos que estamos bien. Después de no vernos tanto tiempo, lógicamente está la incertidumbre de saber cómo están los jugadores, sobre todo porque es final de temporada y alguno siempre te viene con algún achaque, algún problemita. Pero intentaremos que todos estén en las mejores condiciones para estos dos partidos y la Copa América. No deja de ser una situación complicada y atípica competir en una Copa América con dos partidos de Eliminatorias antes, eso no se dio nunca. Pero nos ha tocado, es lo que hay y esperemos hacerlo lo mejor posible.
-¿No cambia nada la localía en la Copa América? Más allá de tu mensaje, ¿no genera más responsabilidad?
–Seguramente que nosotros somos una de las selecciones que va a competir hasta el final y con eso tiene que bastar. El fútbol es tan competitivo, tan difícil, que una pelota parada, un error arbitral, y nosotros lo sabemos bien, te deja afuera. Incluso con el VAR, que supuestamente imparte justicia, podés quedar afuera, siendo infinitamente superior al rival. Claro, ¿qué pasa? Si vos fuiste superior al rival y te toca irte a tu casa, nadie va a decir que merecías ganar la Copa, sino que te quedaste afuera. El merecimiento al final no vale, sólo tiene reconocimiento el que gana. Pero hoy en día prometer es difícil y sería mentirle a la gente prometer que vamos a ganarla. Sí que vamos a ser una Selección protagonista y que vamos a dar lucha hasta el final.
-¿Te sigue generando bronca la eliminación con Brasil del 2019, más allá de la buena imagen que dejó la Selección?
-Lo importante, insisto, es saber que no sólo vale ganar. En esa Copa quedamos eliminados y la gente, no sólo el hincha, todo el mundo supo que se perdió, que no se mereció perder, pero que pasó así, que Argentina se volvió a la casa y no fue una catástrofe. Sí me quedó mal sabor de boca, porque no sólo perdimos porque Brasil nos ganó, sino por errores ajenos a lo que es un partido de fútbol, que fueron muy evidentes, más allá de que pueden haber sido errores sin ninguna mala intención. Si no hubiesen existido, hoy era un partido para nosotros. Pero al mismo tiempo, es verdad que esa Copa América también nos dejó buen sabor de boca y que ahora tenemos la posibilidad de mejorar eso y es lo que vamos a intentar: llegar a una instancia superior porque es lo que queremos y anhelamos.
-Pero el mensaje que querés transmitir está claro: ganar no es todo…
-Es que al final, por los años que Argentina lleva sin poder plasmar lo que todos dicen, que es una selección favorita, la realidad hoy indica otra cosa. Hay muchas selecciones de primer nivel, más de diez, que pueden competir al máximo con cualquiera, que pueden ganarle a cualquiera. Hoy puede ser campeón del mundo el equipo número 18 del ranking. Lo importante es el cómo, cómo jugar, cómo te brindás, cómo terminó la historia. Después, a todos nos gusta ganar y ser campeón, pero al final gana uno solo.
-Una frase sobre Lautaro Martínez
-Primero que él se ganó solito la posibilidad, cualquiera que hubiera estado al frente, le habría dado la chance de ser el nueve de la Selección porque el potencial lo tiene, está en una edad justa y lógicamente nosotros apostamos a poder darle esa posibilidad de jugar. Pero cualquiera se la hubiera dado. El ahora está más asentado, es titular en su equipo, con un proyecto que está alrededor de toda su figura, porque lo quieren tener contento y porque saben que es un jugador para muchos años, que seguramente será codiciado por otros equipos. Por eso ahora viene lo más difícil para él, que es mantenerse, estar en el máximo nivel por toda su carrera y esperemos que lo pueda hacer, porque el potencial lo tiene y está en una Selección donde todos estamos contentos con él y sabemos lo que puede dar.
Fuente: Olé