La primera experiencia en la ciudad entrerriana de Concordia del Plan Argentina Contra el Hambre da una idea de las carencias urgentes: la mayoría de las personas que recibieron esta ayuda se volcaron mayoritariamente a la compra de “productos lácteos, en especial de leche”, confirmaron fuentes de la cartera que conduce Daniel Arroyo.
“Los lácteos fueron los productos que mayoritariamente compraron en Concordia quienes recibieron las tarjetas alimentarias, en especial leches”, dijo una fuente de Desarrollo Social tras la primera experiencia de la tarjeta, que se entregó el miércoles, jueves y viernes pasados en Concordia. La ciudad entrerriana, que es uno de los 31 conglomerados mide el Indec, tiene 52,9% de pobreza, aún cuando el 40% de los pobres tienen trabajo estable, sobre todo como trabajadores golondrinas y en aserraderos y curtiembres.
“El bajo consumo de leche” fue planteado por el ministro Arroyo como uno de los principales problemas en la alimentación de los niños, cuyas familias reemplazan ese alimento por “fideos, harina y arroz” por ingresos económicos insuficientes. La situación genera “serios problemas de talla y obesidad”, refirió el ministro. El diagnóstico de esa carencia grave quedó demostrada por el inaugural uso de la tarjeta.
La primera entrega de 7 000 tarjetas fue en Concordia, la semana pasada, a madres (o padres) de niños menores de seis años, personas con discapacidad y mujeres con más de tres meses de embarazo. Los montos cargados van desde los 4.000 a los 6.000 pesos. El instrumento apunta a cubrir las necesidades de 10.000 personas.
La inversión social inicial fue de 35 millones de pesos cargados en esos 7 000 plásticos. Se entregaron más del 90 por ciento. Los que no fueron retirados por sus usuarios quedaron en guarda en el Banco Nación, emisor de las tarjetas, hasta que se presenten sus destinatarios.
Sólo alimentos
Las tarjetas alimentarias son emitidas por el Banco Nación y habilitan la compra de alimentos con los montos cargados. No incluye bebidas alcohólicas ni se puede usar para extracción de dinero. Se recargan los terceros viernes de cada mes, momento en el que las familias comienzan a tener dificultades económicas, lo que se refleja en “una marcada baja en la calidad de los alimentos que consumen”, precisaron desde el Ministerio de Desarrollo Social de Nación.
Arroyo apuesta a que el consumo que posibilitan las tarjetas beneficie también a las pymes, a los comercios y a las pequeñas actividades productivas, que en conjunto generan el 80 por ciento del trabajo.
Aplicación para incorporar a la economía popular
La utilización de las tarjetas alimentarias requiere la conexión con los bancos de datos, lo que, hasta ahora, sólo es posible con posnet. La idea es incorporar a los actores de la economía popular, como los productores de ferias, al circuito, que no cuentan con ese sistema electrónico. Por eso, la cartera de Arroyo lanzará “a partir de febrero, una app para los que no tienen posnet”.
FUENTE: EL CIUDADANO WEB