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Tras la reunión con Larreta, Fernández ratificó la suspensión de las clases

El jefe de Estado justificó su visión: “Desde que volvieron las clases, la curva de contagios ascendió precipitadamente”.

“Todos los datos científicos dan cuenta de que el problema no ocurre en los colegios. Sí ocurre que detrás de la presencialidad de los alumnos en los colegios se genera un movimiento social que incrementa mucho la circulación ciudadana. Es justamente esa circulación la que provoca que aumente el riesgo de contagio”, introdujo.

Y avanzó: “Venimos viendo que desde el día en que las clases han vuelto la curva de contagios ascendió precipitadamente. También lo que estamos viendo es que en el área concreta de CABA el mayor incremento de casos se da entre personas de 9 a 19 años. La curva allí es exponencial”.

“Le expliqué al jefe de Gobierno que el plan nuestro es reducir durante 15 días drásticamente la circulación porque reduciendo drásticamente la circulación vamos a reducir drásticamente los contagios. De ese modo vamos a dar tiempo al sistema sanitario de la Ciudad para ir liberando camas de otras patologías y ponerlas en atención exclusiva de enfermos de covid”, agregó.

Una vez finalizada la conferencia, fuentes oficiales difundieron gráficos que respaldan los dichos del Presidente.

El Presidente reconoció que adoptó la decisión en soledad mientras transitaba el aislamiento obligatorio por su cuadro de coronavirus que finalizó el jueves. Durante esos días -contó- estudió cómo es el movimiento que se genera en la sociedad con la educación presencial. “Es francamente alarmante”, sintetizó. Y reiteró: “No es que se mueven alumnos: se mueven alumnos, docentes, no docentes, transportistas, padres, madres… Un número muy importante de gente que representa a casi un tercio de la circulación presente”.

Admitió también que tuvo que enfrentar reparos en su propio equipo de gobierno, pero negó que el ministro de Educación, Nicolás Trotta, le hubiera presentado la renuncia en desacuerdo con el temperamento adoptado.

Trotta quedó muy expuesto por la decisión de la Casa Rosada. Horas antes de que se conociera la decisión de cerrar las escuelas, se había reunido con ministros de Educación de todo el país y había defendido públicamente la presencialidad porque está comprobado científicamente que las aulas son lugares seguros. Algo similar le sucedió a la ministra de Salud, Carla Vizzotti, que 12 horas antes de los anuncios del miércoles a la noche había dicho que las familias debían priorizar el traslado de los chicos a las escuelas porque era una actividad muy poco riesgosa.

A Alberto Fernández le preguntaron en dos oportunidades si estaba confirmado el regreso de las clases presenciales en mayo. En ninguna pudo dar certezas. Primero utilizó el condicional: “Si esto funciona…”. Luego intentó explicarse: “Haremos todo lo posible, confío en que lleguemos al 30 de abril y hayamos ganado el tiempo necesario para parar los contagios de coronavirus y vaciar las camas de la Ciudad de Buenos Aires”. Pero no hubo garantías.

“Esto no es un acto de altanería, tampoco de prepotencia. Tuvimos una buena charla de mucho respeto donde pudimos escucharnos con la vocación de encontrar salidas. Yo tengo la obligación de cuidar la situación del AMBA. El AMBA es hoy el foco infeccioso más claro que tiene la Argentina y el comienzo de las clases incidió en el aumento de casos de la región. Por eso la medida que tomamos”, insistió.

Fuente: El Día

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