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Víctimas de abuso del intendente de Gilbert condenado organizaron “un asado para festejar”

Cuando el lunes al mediodía se conoció el veredicto en los tribunales de Gualeguaychú, que sentenció a Angel Fabián Constantino, intendente de Gilbert, a 14 años de prisión por triple abuso sexual, «las chicas», como ellas se llaman, organizaron «un asado para festejar». Había que hacer algo distinto, no podía quedar como un día más, pensaron ellas.

«Fue el día bisagra… el día en que nuestras vidas empezarán a tener un poco de paz», coincidieron. Y allí mismo, con la efervescencia de un fallo que las embriagaba de un alivio sanador, fueron a comprar el corderito que prepararían a la noche.

María Luján Aguirre tomó la iniciativa, Verónica Portillo se encargó del menú y Norma Santos puso su casa. Ellas son las tres víctimas a quienes Constantino abusó sexualmente y acosó psicológicamente entre 2015 y 2021, en contexto de violencia laboral y de género.

El intendente de Gilbert, que se encuentra de licencia con goce de sueldo desde mayo de 2022, está en prisión domiciliaria en su casa, monitoreado con una tobillera electrónica y con un patrullero en la puerta hasta que Casación confirme su condena. Quien quedó al frente de la localidad entrerriana es Alberto Meneses, subintendente,

«Cuando salimos de la sala de audiencias y nos vimos abrazadas en la calle, llorando de alegría por el fallo, nos encontramos con que algo más teníamos que hacer. No podía quedar en un ‘Bueno, chicas, nos vemos otro día’. No. Nos merecíamos volver a vernos, a juntarnos, compartir algo más grato más allá del monstruo que tenemos en común», hace saber Portillo.

Para Norma fue «la noche no más feliz pero sí menos amarga de los últimos tres años. ¿Sabés el calvario por el que venimos pasando? ¿Tenés idea en lo que se convirtieron mi vida y mi salud después de lo que tuve que pasar? Es una lástima que con Luján y con Verónica nos hayamos conocido a partir de esta desgracia por la que pasamos las tres, pero a la vez qué bien que pudimos enfrentar la situación, denunciarlo, aguantar ser señaladas de mentirosas y hoy poder sentir un poco de tranquilidad».

Norma no recuerda cuánto hacía que no se reía. «Nos encontramos en mi casa, donde mi marido hizo el corderito a la parrilla para chuparse los dedos. También estaban Marcelo y José, parejas de Luján y Verónica, y algunos chicos. Pusimos música y si bien tratamos de distraernos y hablar de otras cosas, no dejábamos de pensar que a cien metros estaba la basura de Constantino… Tengo que aguantar que la prisión domiciliaria la haga casi al lado mío».

Verónica, la más introvertida, cuenta que «fue una velada tan necesaria como diferente… No se puede hablar de felicidad ni alegría, porque a nosotras nos humillaron y esas secuelas durarán mucho tiempo, pero pudimos volver a disfrutar lo que era una reunión de amigas… Sí, de amigas porque alguna manera generamos un vínculo muy fuerte. Es cierto que nunca nos frecuentamos y hace dos años que no compartíamos nada, pero este encuentro fue inolvidable».

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