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A 120 AÑOS DEL NACIMIENTO DE ANTONIE SAINT EXUPÉRY, CREADOR DEL PRINCIPITO

Fue un pionero en la aviación y vivió por un período de tiempo en Argentina, dónde conoció al amor de su vida. Es el autor del icónico libro «El principito» y terminó sus días peleando contra los Nazis.

Antoine de Saitn-Exupéry era en esencia un aviador, un apasionado de la aviación cuando terminó los estudios secundarios se anotó en la escuela naval, pero su ingreso fue rechazado. Fue entonces que se hizo piloto mientras cumplía el servicio militar en 1921, en Estrasburgo, Francia.

Se dedicó a la aviación comercial y  trabajó en la empresa Aeropostale desde sus inicios.Esa compañía se dedicaba a realizar transportes de carga liviana desde la ciudad de Toulouse hacia Centroamérica y también hacia la Argentina.

En 1927 inició con bastante constancia su carrera literaria. Para 1929 había publicado su primera novela «Correos del Sur»  y en 1930 «Vuelo Nocturno», relato que le valió obtener el premio Femina y le supuso un gran éxito de ventas. 

El libro Las principitas, de Nicolás Herzog y Lina Vargas, recupera la historia un poco cierta, otro tanto mito popular, que sitúa los orígenes de El principito en las afueras de Concordia, ciudad entrerriana donde su autor, el francés Antoine de Saint-Exupéry, tuvo que aterrizar forzosamente en los años 30, debido a un desperfecto en el monoplano que piloteaba.

La historia dice que un día entre diciembre de 1929 y enero de 1930 el Latecoere que volaba Saint-Exupéry se averió, el piloto bajó de emergencia en el campo que veía debajo, una rueda del avión pisó una vizcachera y, mientras repasaba el alcance del daño, las risas de unas chicas, que se burlaban de él en su lengua, lo sacaron del trance: eran Suzanne y Edda Fuchs, las hermanas de 12 y 18 años que nutrirían el imaginario de uno de los libros más leídos de la literatura universal.

«En la infancia de Saint-Exupéry germina toda su obra. La visita al castillo de San Carlos, en medio de la naturaleza, le evoca ese periodo que compartió con sus hermanos de juegos y creatividad constante: dibujaban, escribían, el Rey Sol, su apodo de niño, hacía poemas y despertaba a la familia para leérselos, hacían obras de teatro, inventaban aparatos, les gustaba la música», repasa Vargas.

Vivió de forma temporal en Concordia, pero fue en Buenos Aires donde conoció a el amor de su vida, y quién sería su esposa Consuelo Suncín. Fue nombrado director de la empresa Aeroposta Argentina, la cuál era una sucursal de Francia. 

Fue el propio Saint-Exupéry quien hizo el vuelo inaugural de la compañía. Como el ferrocarril cubría el tramo Buenos Aires–Bahía Blanca, fue desde un pequeño aeropuerto de esa ciudad (Harding Green) con destino a Comodoro Rivadavia y unos meses después extendieron los vuelos hasta Río Gallegos.

La crisis del 30´que destruyó la economía americana, también hizo mella en la empresa dirigida por el aviador y Aeropostale cerró por quiebra. Antoine y Consuelo viajaron a París, donde contrajeron matrimonio. 

El 30 de diciembre de 1935 después de un viaje de 19 horas y 38 minutos  volaba junto a su mecánico y navegador André Prevot en un monomotor con cuatro plazas.  Con el que pretendía batir un récord de tiempo de vuelo de París a Saigon por un premio de 150.000 francos, pero los fuertes vientos obligaron a Saint-Exúpery a un aterrizaje forzoso , en la zona de Libia del desierto del Sahara, y nunca llegaron. Estaban lastimados pero vivos, solo tenían para alimentarse algunas uvas, dos naranjas, y una ración de vino. Según sus memorias dice que para el tercer día experimentaron alucinaciones visuales y auditivas y estaban tan deshidratados que dejaron de transpirar. Al cuarto día fueron encontrados por un Beduino a camello que les salvó la vida. 

La experiencia quedó narrada tres años después en «Tierra de Hombres» libro que publicó y dedicó a otro aviador Henri Guillaumet, quien había atravesado una situación similar en la  Cordillera de los Andes. En efecto Guillaumet se encontraba trabajando para Aeroposta cubriendo las rutas aéreas de Chile y Paraguay cuando un aterrizaje forzoso lo obligo a descender en la «laguna Diamante» del lado Argentino, y Exupéry salio a buscarlo sin  éxito, afortunadamente dos días después el aviador fue encontrado y sano y salvo.

Hacia fines de 1940 ya había participado en las primeras batallas de Francia contra las invasiones Alemanas, como aviador. Pero desistió y se mudó junto a su esposa a los Estado Unidos, allí alentado por un editor retomó la literatura y ahí fue donde nació «El principito», libro que pese a su corto relato le tardó mañanas de un año en terminar, ya que no solo hizo el relato sino también todas las ilustraciones. 

Las versiones de su muerte también son un misterio, aunque la que cruje más fuerte es la de que murió mientras piloteaba su aeronave, y aviones alemanes lo derribaron. Según un joven piloto Horst Rippert,quién narró los hechos muchos años después contó: «Cuando vi la bandera tricolor en sus alas ascendí». Lo demás fue la disparidad y la técnica. El piloto alemán se puso por detrás y disparó: «Vi cómo lo alcanzaba y caía derecho al agua».

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