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DÍA INTERNACIONAL DEL ORGULLO LGBTI+

Cada 28 de junio el mundo conmemora una fecha muy especial: el Orgullo LGBT+. De un pequeño bar neoyorquino y una épica revuelta ocurrida hace 51 años, a millones de personas marchando en todos los continentes, el colectivo de la diversidad sexual ha recorrido un largo camino entre logros, amenazas y una pandemia de final aún incierto.

Desde Real Noticias celebramos lo conseguido y reivindicamos las luchas que continúan vigentes.

Compartimos un fragmento de la Agencia Presentes en su nota «Mayores LGBT+ cuentan cómo viven la pandemia en América Latina» donde se escribe Norma Castillo, una militante histórica por los derechos de las personas LGBT+ en Argentina. Junto a su esposa Cachita se casaron convirtiéndose en el primer matrimonio homosexual de América Latina.

Ser personas mayores de 65 años ya implica una serie de discriminaciones. Cuando esto se cruza con una orientación sexual o identidad de género no hegemónicas, las vulneraciones de derechos se multiplican.

Norma Castillo

Desde que vivimos con la pandemia de coronavirus, uno de los sectores poblacionales más invisibilizados, ninguneados y abandonados en todo el mundo tomó el centro de la escena. Las personas que superan los 65 años, les “adultxs mayores”, “les viejes”, pasaron a ser ignorados a una masa llamada “grupo de riesgo”. De repente quedaba en evidencia que la mayoría viven solxs; en geriátricos; u ocupando una suerte de pie de página de la vida familiar. Según los diagnósticos de la Covid-19 eran las primeras personas que iban a morir de la enfermedad, las más vulnerables. Esto hizo, por ejemplo, que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), emitiera una recomendación para proteger la integridad de estas personas. Muchas de ellas están desempleadas, o no tienen acceso a una jubilación o a prestaciones sociales. La fragilidad económica se combinó con un refuerzo de la discriminación en algunos países que, para protegerles del virus, les aisló aún más, como el caso de Suecia.

Ser personas mayores de 65 años ya implica una serie de discriminaciones. Cuando esto se cruza con una orientación sexual o identidad de género no hegemónicas, las vulneraciones de derechos se multiplican.

Ser adulto mayor y ser LGBT+ implica resistencias específicas, entre ellas, haber tenido que armar redes por fuera de los sistemas tradicionales. Haber quedado por fuera de las familias nucleares. Que algunos Estados no reconozcan legalmente a sus parejas y demás injusticias que son moneda común en muchos países del mundo y en particular de América Latina.

A su vez, la diversidad es muy grande dentro de la propia comunidad LGBT+ y no es lo mismo una persona trans mayor de 60 años (una verdadera sobreviviente, cuando la esperanza de vida en América Latina es de 35 años) que una personas cis de esa edad. Pensando en elles, y en sus cuarentenas, compartimos algunos testimonios acerca de cómo están viviendo estos tiempos y qué enseñanzas pueden dejarnos sus trayectorias vitales y de lucha.

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