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¿Por qué Riquelme le dedicó el Topo Gigio a Macri?

Juan Román Riquelme hizo historia, marcó un antes y un después. Y no sólo como jugador, con la 10 en la espalda, sino que también como imagen. O mejor dicho, el ídolo de Boca pasó a la eternidad con el famoso festejo que le dedicó al ex presidente Mauricio Macri, nada menos que en la Bombonera y ante River. Ahora bien, ¿por qué se la agarró con MM? Acá, el trasfondo…

El 8 de abril del 2001, hace exactamente 20 años, el Boca de Carlos Bianchi y el River de Marcelo Gallardo se enfrentaron en la Bombonera por la décima fecha del Clausura. Boca goleó 3 a 0 y Román, cuándo no, fue el mejor jugador de la cancha. Pero el 10 no sólo fue el gran protagonista de la noche por su gol y sus pisadas. Y por la magistral clase de fútbol del segundo tiempo que definió el partido y desataron la fiesta en la Bombonera.

Román esa noche se mandó una de película. Después de cabecear al gol el rebote de un penal atajado por Costanzo, salió disparado y no dejó que nadie lo agarrara. Cuando llegó a la mitad de la cancha, clavó el freno, puso sus dos manos detrás de las orejas y se quedó duro mirando hacia adelante, como escuchando a todos. ¿Hacia adónde apuntaron sus ojos? Al palco oficial, donde a excepción de Mauricio Macri, el presidente, estaba el grueso de los dirigentes. Cuando se le preguntó por qué había hecho ese gesto, respondió con una sonrisa más que picarona: «Es para mi hija, porque le gusta el Topo Gigio».

En el cierre de campaña del 2019, el propio Maurico Macri imitó el Topo Gigio que Román le había dedicado a él.

En el cierre de campaña del 2019, el propio Maurico Macri imitó el Topo Gigio que Román le había dedicado a él.

A pesar del éxtasis del gol, Román tuvo la frialdad para ejecutar ese festejo que venía pensando, dedicado, con doble sentido. El presi estaba de licencia, instalado como hincha en uno de los palcos ubicados sobre la platea preferencial. A JR, dicen, alguien le había el dato. Pero su bronca no era sólo con Macri, sino con toda la CD.

Riquelme, en la mira del Barcelona, hacía tiempo venía reclamándole al club una suma cercana a los 2.500.000 pesos (dólares en aquel momento) en compensación por el rédito deportivo que le había dado a Boca en los últimos tres años (una Libertadores, una Intercontinental y tres campeonatos locales), durante los cuales había cobrado, según él, la misma prima que cualquier juvenil del plantel, es decir, unos 240.000 pesos. Pero Macri no quería saber nada y lo dejaba claro en cada entrevista. El contrato había sido firmado en conformidad por las dos partes y no había motivos para revisarlo. Pero la bomba explotó cuando del lado del presidente hicieron circular la versión de que los $500.000 pesos que figuraban como «pérdida» en el último balance habían sido cedidos al jugador para que pudiera comprarse una casa.

El vínculo ya no tenía retorno. «Si no quiere ir al Barsa, lo esperamos contentos con el contrato más alto que pagamos: 500.000 por año», insistían desde la CD. Y avisaban con que, si Riquelme no aceptaba la oferta del Barsa o no renovaba su contrato con Boca, que vencía en junio, quedaría atado al club dos temporadas más debido a la ya extinta cláusula del 15% (se le aumentaba anualmente ese porcentaje a su sueldo, sin primas y con premios sólo en caso de sumar minutos). Y después de eso quedaría libre.

Los 26.000.000 de dólares que Barcelona ofrecía por Riquelme marcarían un récord para el fútbol argentino. Ningún otro jugador en nuestro país había sido vendido al exterior a cambio de una cifra similar. Ya la expectativa era total. El 10 no tenía problema en quedarse pero mucho menos para irse. Y si bien decía desconocer los pormenores de la negociación, su representante, Marcos Franchi, había viajado hacía unos días a España para cerrar el acuerdo con los españoles. Pero antes de partir, Román quería su parte. Su plata. Y así entró nuevamente en conflicto con la dirigencia en general y con Macri en particular, con el que ya se había plantado varias veces.

En febrero del 98, por ejemplo, había acusado de mentiroso al presidente luego de que Macri «ventilara» cuánto cobraba. «No quiero que mienta más, yo gano 1..500 pesos y no 5.788 como él dice». Al final, Boca mostró el recibo y el presi tenía razón. Y dos años después no jugó el final del Clausura ni el arranque del Apertura 2000 porque Macri se había negado a aumentarle el contrato, y debió interceder Bianchi para que volviera a ponerse los botines. Macri, de hecho, ya había querido venderlo años anteriores al Parma y en ese 2001 le había impuesto un techo salarial, casi forzando su salida al Barcelona.

La tapa de Olé del día siguiente: Román, Chicho Serna y la imagen que recorre el mundo desde hace 20 años.

La tapa de Olé del día siguiente: Román, Chicho Serna y la imagen que recorre el mundo desde hace 20 años.

Finalmente, entre tantas idas y vueltas, el Barsa intentó cambiar las condiciones de la operación y el pase se cayó. Pretendía adquirir sólo la mitad del pase de Román y pagar un millón extra en caso de que Riquelme disputara más de 40 partidos en la temporada. El 10 se sintió manoseado y terminó arreglando su continuidad en Boca, donde permanecería un año más. Al final se lo llevaron los catalanes, casi a mitad de precio: 13M en dos pagos.

Aquella noche contra River quedó en la memoria de todos. Y su festejo en honor al Topo Gigio dio la vuelta al mundo. Durante años y hasta hoy, referentes de distintos deportes se llevaron sus manos detrás de las orejas para celebrar sus mayores momentos de gloria. Desde Carlitos Tevez hasta Roger Federer y el Peque Schwartzman, pasando por Mauro Icardi, el belga Eden Hazard, Nacho Piatti, Pisculichi, Mohamed Salah y Chu Cossar, figura del voley femenino del club. Y hasta el propio Macri terminó imitando a Román en noviembre del 2019, en su cierre de campaña en CABA, para «oír mejor» el apoyo de funcionarios y militantes.

Frente a Argentinos Juniors en la Bombonera, y cuando podían ir los hinchas, la gente hizo caretas con la imagen del Topo Gigio de JR.

Frente a Argentinos Juniors en la Bombonera, y cuando podían ir los hinchas, la gente hizo caretas con la imagen del Topo Gigio de JR.

Ahora es Román el que se sienta en el palco y toma decisiones en Boca. Y por ahora, solamente por ahora, nunca nadie se atrevió a dedicarle el Topo Gigio como él inmortalizó hace nada menos que 20 años.

Román la metió de cabeza y no dejó que nadie interrumpa su carrera hacia la mitad de la cancha. Allí nacía, hace 20 años, el famoso Topo Gigio.

Román la metió de cabeza y no dejó que nadie interrumpa su carrera hacia la mitad de la cancha. Allí nacía, hace 20 años, el famoso Topo Gigio.



Fuente: Olé

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